Las boletas de luz y gas ya ponen entre las cuerdas a un histórico club de Ringuelet

El Dardo Rocha está en 5 y 519 y recibe facturas mensuales de $10.000. Debe afrontarlo con escasos recursos societarios

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Fundada en febrero de 1929, la Liga de Fomento Dardo Rocha sueña con inaugurar una escuelita de fútbol en su sede de 5 y 519, volver a presentar equipos en las ligas platenses y sumar propuestas culturales para que disfruten los vecinos del barrio. Pero es complicado soñar cuando la realidad asesta una cachetada tras otra. Y eso es lo que le está pasando a la entidad de Ringuelet con las boletas de los servicios, cuyas cifras superan las peores pesadillas de sus dirigentes, que ya no saben cómo hacer para mantener la tesorería -y las actividades- a flote.

De qué manera podría pagar más de diez mil pesos mensuales -solamente entre luz y gas- una institución pequeña y sin fines de lucro, que tiene 70 u 80 adherentes y una cuota societaria de veinte pesos, es un misterio que quienes conducen Dardo Rocha no logran develar. Y por eso están dispuestos a tomar medidas desesperadas.

“Estamos pensando seriamente en darnos de baja de la red de gas natural” admite Alejandro Martínez, presidente del club: “la luz subió el mil por ciento, nos están llegando 7 mil pesos mensuales, y seis mil de gas a pagar en dos veces; 10 mil por mes se escapan de todo presupuesto cuando tus ingresos son las cuotas de los socios, algo de buffet y los porcentajes que ceden los profes por el uso del espacio”.

“Nos decantamos por quedarnos sin gas porque sin electricidad ya no se podrían hacer actividades a la tarde o noche, ahora que se acortan las horas de sol” explica el dirigente: “la gente de la comisión pone dinero de su bolsillo, pero igual no alcanza. Para la facturación nos consideran como si fuésemos empresas o negocios, y es irremontable”.

Dardo Rocha tuvo, como la mayoría de los clubes de barrio locales, una época de esplendor allá por mediados del siglo XX, y una larga y paulatina decadencia que procura revertir con esfuerzo e ingenio. Pero hoy por hoy los escollos son gigantes.

Aún así, se desarrollan en sus instalaciones -que hace poco sumaron una cancha de fútbol 5- clases de taekwondo, sesiones de entrenamiento funcional, encuentros de boy scouts, clases de zumba, reggaetón y yoga, certámenes de bochas, talleres del PAMI, de informática, de la memoria y de lectura de cuentos, y cursos dictados por la Universidad Nacional de La Plata.

En ocasiones, además, “ prestan” el predio a los chicos de la vecina escuela 89, “Juan Zorrilla de San Martín”, para sus clases de educación física.

“Presentamos todos los papeles para buscar exenciones o descuentos ante Edelap” señala Martínez: “y resulta que supuestamente ya estamos en un marco de ‘tarifa social’... aún así nos llegan las cifras que nos están llegando, y eso que redujimos la iluminación al mínimo para no generar gastos”.

En marzo del año pasado, la Legislatura bonaerense sancionó la adhesión de la Provincia a la ley nacional 27.218, que establece un régimen tarifario específico, subsidiado, para entidades de bien público. La norma establece como tope máximo de la facturación la tarifa prevista para los usuarios residenciales, para cada servicio.

También promueve la creación de la categoría “Entidades de Bien Público”, por lo que los clubes barriales dejarán de están encuadrados en la misma categoría que los comercios. Sin embargo, la ley nunca se reglamentó y su cumplimiento permanece entre los principales reclamos de la Federación de Instituciones Culturales y Deportivas local.

 

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