De la playa directo al estadio

Un grupo le hizo el aguante al equipo de Bernardi, en una jornada de verano que invitó a la arena desde muy temprano

Edición Impresa

Sao Paulo

Enviados Especiales

Como en cada lugar donde se presenta el equipo de Estudiantes, anoche hubo presencia de la roja y blanca en el Urbano Caldeira de Vila Belmiro, el mítico estadio del Santos. Un grupo importante, colorido y ruidoso se instaló detrás de un arco para llevarle apoyo a un equipo que llegó con el ánimo por el piso por los últimos resultados.

Los hinchas aportaron la nota color de una jornada que arrancó más para la playa que para ver fútbol. Por eso, cuando el sol explotaba la arena en la denominada bahía de Santos, los pincharratas se filtraron entre el centenar de barcitos y puestos callejeros, como fue el caso de Fabricio Recavarren, Mariano Dottori, Daiana Álvarez, entre otros. A diferencia de otras excursiones, esta vez la mayoría llegó en medio de un viaje que incluyó más sitios que el partido mismo.

Varios integrantes de la filial 16 de octubre, otros de Abasto, Tolosa, Berisso, Parque Saavedra y del barrio porteño de Caballito desplegaron sus banderas por las anchas playas de Santos, desprovistas de turistas a pesar de los 30 grados que decoraron la tarde. Según contaron los residentes en esta ciudad, entre diciembre y marzo es muy difícil conseguir un sitio en los restaurantes de la playa.

También hubo un grupo de la barra Los Leales que compartió la tarde con hinchas del Santos, que devolvieron las gentilezas del partido jugado anteriormente en Quilmes. Más allá de esta situación, no se vivieron hechos violentos ni intimidaciones para los argentinos.

En la medida que se fue acercando la hora del partido los hinchas se empezaron a acercar por el Hotel P. Mendes, ubicado en pleno centro y arriba del shopping Miramar, de los más grandes de la ciudad.

Ese shopping fue, años atrás, un gran casino propiedad del Club Santos, al que concurrían los principales acaudalados de la ciudad e importantes personalidades de San Pablo. Fue una de las atracciones de la ciudad hasta que en la década del ´50 el presidente Getulio Vargas prohibió el juego en todo Brasil. Santos mantuvo la propiedad hasta los años ´70, cuando en medio de una crisis económica muy importante tuvo que venderla. Se pagaban salarios altísimos a los jugadores de aquella época (Pele, Coutinho, Dorval, Toninho y Pepe, la delantera famosa) y luego de la época de bonanza deportiva tuvo que desprenderse de propiedades.

Ya en el estadio los hinchas de Estudiantes fueron ocupando un lugar en la arquibancada visitante, sobre una de las cabeceras. En ese estadio pequeño, antiguo y muy pintoresco desplegaron sus banderas y alentaron ante el rugido de los locales, que desde temprano completaron los apenas 15 mil lugares del escenario.

Es que además de la visita de un equipo argentino (algo que provoca un nacionalismo notorio en Brasil), ayer se produjo el regreso de Santos a su ciudad, luego de una docena de partidos en el estadio Pacaembú de San Pablo. Sí, aunque el Peixe sea de una ciudad distante de 100 kilómetros, sus dirigentes continuaron ahora una vieja política de promover la difusión de la imagen del club en la megalópolis vecina, que tiene habitantes como para repartir y nutrir de ´torcedores´ a buena parte del país.

De hecho, en la actual Copa Libertadores Santos hizo las veces de local en el estadio Pacaembú, y en ese mismo escenario lo hará contra Real Garcilaso a finales de mayo, cuando se juegue la última fecha de la fase de grupos.

Un espectáculo de barcos

Si algo llamó la atención de la tarde santista fu fue la gran cantidad de barcos que circularon por la bahía cuando empezó a caer el sol. Diez, veinte, cien... De repente el horizonte se llenó de embarcaciones listas para entrar y salir del puerto, considerado el más importante de América Latina, incluso más que el de Río de Janeiro, Paraná y Porto Alegre. Sólo lo comparan con el de Recife.

Pero detrás de esa postal, que tiene aparejada el ingreso de millones de reales para la Ciudad (toda la importación y exportación del Estado pasa por ahí), cada vez son más los grupos ecologistas que se oponen a tanto movimiento, porque según ellos está generando una alteración en el medio ambiente.

De Lula no se habla

El arresto del ex x presidente Lula sin lugar a dudas es un tema que tiene en vilo a todo Brasil y a buena parte del mundo. Pero, curiosamente, en San Pablo y Santos es muy poco lo que se habla públicamente.

De hecho, a pesar de que el disparador de su detención fue un departamento la playa vecina de Guarujá, en las calles no se habla y mucho menos se polemiza sobre una decisión bien polémica por cierto.

Un museo de película

Si algo tiene de moderno el estadio Urbano Caldeira es su museo, que funciona en la planta baja y que tiene visitas durante todo el año. Fotos históricas, gigantografías, material multimedia, camisetas de antaño, esculturas y demás pueden verse por los pasillos del lugar, que tiene un costo de 5 reales para cada turista que decida visitarlo. Entre los recuerdos argentinos hay un banderín de Estudiantes entre otros de Boca, River e Independiente y una docena de otros clubes del mundo.

Además, la Confederación Brasileña de Fútbol apoyó en la logística y desde lo económico para la construcción del museo de Pelé, quien más allá de haber nacido en Minas Gerais, se hizo popularmente conocido por el Santos de principios de los años ´60.

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE