Relatos de quienes quedaron en la línea de fuego y viven con miedo en el corazón de La Plata
Edición Impresa | 10 de Mayo de 2018 | 03:36

A caballo de los tiros y las corridas, la locura se desató en el corazón del centro de La Plata a las 10.20 de la mañana, aunque la conmoción persistía como el mal tiempo, después de que se retiraron las cámaras y los patrulleros con sus sirenas.
“Yo estaba sentado de espaldas a la reja (del banco) cuando le robaron la mochila a un señor”, recordó un hombre que, como todos los días, ayer se ganaba la vida vendiendo pochoclos. “El delincuente le disparó en la puerta y salió corriendo por 47 para el lado de 6, perseguido por dos policías. Todo a cara descubierta”, contó. Y aseguró haber escuchado “unos tiros en 6 y 47. El hombre se acercó a la víctima baleada, lo suficiente para ver que “estaba consciente, dolorido, pero bien”.
Luis Blanco también estaba en la zona por cuestiones de trabajo: es empleado del Rectorado: “Yo venía caminando por 47 hacia 5, cuando escuché un disparo y vi un tumulto en el Banco Provincia. No le presté mucha atención, hasta que pasó una persona corriendo por al lado mío y se metió por el portón de la Facultad. Apresuré el paso y vi que salió por la puerta de 6, hasta que le perdí el rastro cuando dobló en 48. Había muchos autos en ese momento. Cuando se puso en rojo crucé de vereda y vi que pasó un auto acelerando. Ahí escuché más disparos; esta vez con dos policías corriendo a un auto”, relató.
Luis, y toda la gente que estaba en la esquina, terminaron en el piso.
“La Policía gritaba ‘parenló’, y ahí vi un auto rojo que esquivaba otros coches y dobló por 47”, apuntó. Era el Gol Trend que acababa de robar el ladrón que no pudo llevarse el dinero de la salidera.
A diferencia del pochoclero, Luis dice haber escuchado “12 ó 13 disparos” y visto a “cinco o seis policías corriendo a los tiros”.
A la tarde, el incidente de la mañana copaba cualquier conversación que se desarrollara en la cuadra de 7 entre 46 y 47, por encima de los avatares del dólar, las tarifas, o el inminente partido de Gimnasia y Boca.
En el Centro, el delito más común es el escruche o el robo piraña. El tiroteo sorprendió
Leandro Bruno (40) es el dueño del puesto de diarios de la cuadra. Consultado sobre la ola delictiva en esa zona, comentó que “los que nos vuelven locos son los menores. Nos roban, les suelen tomar el pelo a las chicas y hasta se han puesto a jugar al fútbol entre ellos en los negocios. Es insólito, pero es así”.
Naiquén Gonzalía (21), empleada de una regalería, coincidió con Leandro en que “los nenes que andan por acá, que tienen entre 9 y 14 años, reaccionan mal si no los tratamos bien”, pero aseguró que los robos los padecen a manos de las “mecheras. Vienen en grupo y nos llenan a preguntas para llevarse mercaderías”.
Reconoció que “cada vez hay más ‘arbolitos’ por acá y es común escuchar gritos por discusiones entre ellos o con clientes”.
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