Reforma fiscal para la reactivación

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Por ENRIQUE M. CASTRO RIGLOS
Economista y arquitecto

La Argentina tiene que elaborar un proyecto propio que se convierta en la expresión formalizada de sus intereses, desarrollando una estrategia de país que surgirá identificando los nuevos escenarios mundiales a través de políticas de Estado necesarias para encarar las nuevas oportunidades que brinda la economía global.

El problema de Argentina no es económico sino político. Durante décadas las incorrectas decisiones que se tomaron, sin un horizonte previsible, llevaron a que el mal funcionamiento que las mismas generaron, impactaron negativamente en nuestra sociedad.

El punto de partida sería un cambio del Sistema Organizativo Político donde esté considerada la autonomía Provincial y Municipal desde el punto de vista económico, Político y Jurídico dentro del marco Soberano del Estado y alcanzar un equilibrio fiscal en cada nivel de Gobierno a través de un buen manejo del esquema presupuestario.

El camino correcto en lo económico es llevar adelante las reformas estructurales que aporten genuinamente competitividad y solvencia fiscal.

Si se insiste con ajustes a través de impuestos directos e indirectos a nivel Nacional, Provincial o Municipal sólo se producirá más recesión y desocupación.

Hay que promover fuentes de trabajo genuinas y esto sólo se puede lograr si creamos un ámbito favorable, ético, competitivo y eficiente con reglas claras laborales, tributarias y con seguridad jurídica.

Para lograr transparencia en el manejo tributario y eliminar el déficit fiscal se propone como política de Estado: una reforma Constitucional para alcanzar un verdadero federalismo político y económico a nivel provincial y municipal dentro del marco soberano del Estado.

Esta propuesta en cuanto al sistema de ingresos públicos consistiría en invertir la pirámide tributaria recaudando en el origen los impuestos directos e indirectos que se determinen de acuerdo a la planificación presupuestaria prevista en los niveles de administración inferiores (presupuesto municipal o comunal sobre base cero) y coparticipando a los niveles administrativos superiores (provincias y CABA) en función a las acciones delegadas.

Lo mismo ocurriría a nivel provincial y de CABA donde el aporte a la Nación se efectuará de acuerdo a las acciones delegadas en materia de (defensa nacional, seguridad nacional, relaciones internacionales, política monetaria y financiera, etc.) o sea las erogaciones que involucrarían las Políticas de Estado en las distintas áreas de Gobierno (presupuesto nacional sobre base cero).

Participación activa de la ley 24.156 de administración financiera y control de empresas del Estado cambiando las atribuciones de los órganos de control y ampliando su rol a los organismos descentralizados y fondos fiduciarios (SIGEN y AGENA).

Se propone, básicamente correspondencia fiscal en todos los niveles de administración que no es, ni más ni menos, que la relación cuantitativa compatible entre el total de los recursos tributarios recaudados y el total de erogaciones en un mismo nivel de Gobierno, de acuerdo a las metas físicas y volúmenes de trabajo que se determinen y de esta forma corregir el desbalance fiscal de los municipios, de las comunas y de las provincias, Ciudad Autónoma y Gobierno Central.

La reactivación económica será una consecuencia de las buenas prácticas en la aplicación de políticas públicas y de políticas de Estado donde la capacidad de los dirigentes políticos, y de nuestro sistema organizativo político, le den credibilidad a las instituciones de nuestra nación y que éstas, a su vez, generen orden, confianza y previsibilidad.

Para eliminar subsidios hay que crear trabajo y para ello basta analizar la balanza de pago de nuestro país para advertir dónde están las falencias.

Nuestra cuenta corriente en materia de balanza de bienes es deficitaria. La respuesta es porque el costo de nuestros productos medidos en dólares de acuerdo al momento del valor de la divisa no son competitivos, en muchos casos, y cuando ingresan productos del exterior con un dólar retrasado hace que importemos inflación.

Nuestra balanza de servicios también es deficitaria por el mismo motivo.

Los productos a exportar por su costo de energía, créditos bancarios, carga tributaria, costo laboral, costo de transporte, entre otros, los hacen inviables para competir con otras economías de la región perdiendo capacidad exportadora por ende mano de obra e ingresos de divisas.

Nosotros somos básicamente productores de materia prima a la cual hay que agregarle valor. Para ello necesitamos que los componentes de sus costos de elaboración sean lógicos para crear trabajo.

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