Alertan que cada vez son más los chicos con hígado graso

Lo atribuyen al aumento del sobrepeso y la obesidad en la población infantil. Si no se lo trata puede evolucionar hacia cuadros muy serios

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Nicolás Maldonado

nmaldonado@eldia.com

A fuerza de dietas poco saludables y sedentarismo, el hígado graso, una patología potencialmente grave que antes sólo se veía entre adultos, hoy resulta cada vez más común en la niñez. Tanto es así que en los últimos diez años esta enfermedad ha pasado ser la principal causa de consulta hepatológica que recibe el Hospital de Niños de La Plata, donde los médicos llegan a diagnosticarla incluso en niños de hasta 3 años de edad.

Un estudio realizado por el Consultorio de Hepatología de ese hospital entre 200 chicos obesos muestra que al menos el 40% de ellos presentaba hígado graso. Así y todo se trata de una cifra que estaría incluso por debajo de la realidad, ya que la técnica de diagnóstico utilizada, la ecografía, -aclaran los autores del estudio- sólo permite detectarla cuando los depósitos de grasa en el hígado superan el 30% de él.

El aumento de casos de hígado graso pediátrico no es ciertamente un fenómeno que se circunscriba a nuestro país. Ya en 2016 la Organización Mundial de la Salud (OMS) alertaba sobre su avance en un contexto global donde existen ya 41 millones de niños menores de cinco años con sobrepeso u obesidad.

“Por el aumento en la prevalencia del sobrepeso y la obesidad infantil, cada vez vemos más casos de chicos con hígado graso, una enfermedad que no sólo se asocia a un mayor riesgo de sufrir diabetes y enfermedad cardiovascular, sino también a cirrosis y cáncer de hígado al llegar a la adultez”, explica la hepatóloga infantil Teresita González, jefa del Servicio de Hepatología del Hospital.

El llamado hígado graso -técnicamente esteatosis hepática no alcohólica- se caracteriza por la acumulación de grasa en las células del hígado. Cuando no se la revierte, esta acumulación deriva con el tiempo en una inflamación crónica que acaba dañando los tejidos, con el riesgo potencial de desarrollar eventualmente una cirrosis o incluso un tumor.

De ahí la importancia de detectar de manera temprana la aparición de esta enfermedad para la que no hay todavía ningún fármaco capaz de frenar su progresión. A falta de drogas efectivas, hoy “el tratamiento para revertir el hígado graso pasa esencialmente por el ejercicio físico y la reeducación nutricional”.

“Si bien hemos visto casos entre chicos de dos o tres años, la mayoría se dan entre pre adolescentes y adolescentes obesos. El problema es que en general los padres de esos chicos no ven a la obesidad como una enfermedad y, como el hígado graso tampoco da síntomas, es raro que consulten hasta que empiezan a desarrollar diabetes e hipertensión”, cuenta la hepatóloga infantil.

Para González, quien considera que “el hígado graso en la infancia debería ser una enfermedad de denuncia obligatoria” por las consecuencias que puede ocasionar, “es fundamental que la población tome mayor consciencia de lo peligrosa que resulta la obesidad, sobre todo cuando se presenta desde la infancia -señala-. Es lamentable que un niño obeso termine de adulto en lista de trasplante hepático por la evolución de un hígado graso que nadie diagnosticó”.

 

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