Un acuerdo y muchas dudas tras la cumbre de Trump y Kim

El estadounidense logró un compromiso firme del norcoreano con la “completa desnuclearización” de la península, aunque sin plazos ni medidas concretas

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SINGAPUR

Donald Trump y Kim Jong-un celebraron la noche del lunes (hora de Argentina, martes a la mañana, hora de Singapur) una cumbre histórica que desembocó en un acuerdo en el que Corea del Norte prometió una “desnuclearización completa”, pero que deja muchas preguntas sin respuesta.

Tras décadas de tensión por las ambiciones nucleares norcoreanas, el presidente estadounidense aseguró que el “proceso” podrá comenzar “muy pronto”.

La fórmula de la declaración conjunta es bastante vaga en cuanto a calendario y se remite a negociaciones ulteriores, que comenzarán a partir de la próxima semana y estarán dirigidas por el secretario de Estado norteamericano, Mike Pompeo. El documento tampoco precisa que la desnuclearización vaya a ser “verificable e irreversible” como reclamaba EE UU, lo que podría interpretarse como un paso atrás de Trump.

“Kim Jong-un reiteró su compromiso firme e inquebrantable en favor de una desnuclearización completa de la península coreana”, afirma el documento.

“Corea del Norte no prometió nada más de lo que promete desde hace 25 años”, comentó Vipin Narang, profesor del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT). “A estas alturas, no hay ninguna razón para pensar que la cumbre desemboque en algo más concreto en materia de desarme”.

Analistas e historiadores creen que existe una posibilidad pero recuerdan que el régimen de Pyongyang tiene un historial de promesas incumplidas. En 1994 y en 2005 se cerraron acuerdos que nunca se aplicaron.

En la larga y desordenada rueda de prensa posterior, Trump, que dijo no haber dormido “durante 25 horas”, afirmó sin más precisiones que la desnuclearización será sometida a verificaciones y que las sanciones contra Norcorea seguirán vigentes mientras persista la “amenaza” de las armas atómicas.

Asimismo, Trump anunció que Pyongyang destruirá una instalación de ensayos de misiles y él mismo hizo una importante concesión, anunciando que cesará las maniobras militares conjuntas con Corea del Sur, cuyo fin exige Pyongyang desde hace años.

Estas declaraciones sorprendieron visiblemente al mando de las Fuerzas Estadounidenses en Corea del Sur (USFK), quien dijo en un comunicado no haber “recibido ninguna instrucción sobre la aplicación o el cese de las maniobras.

Esta reunión, la primera entre un presidente estadounidense en actividad y un líder norcoreano, estuvo marcada por apretones de manos y sonrisas, algo inimaginable hace pocos meses, cuando ambos cruzaban amenazas e insultos.

ELOGIOS MUTUOS

Kim estimó haber “dado vuelta la página” salvando “numerosos obstáculos” para llegar a un encuentro que es “un buen preludio para la paz”. Trump aseguró haber creado “un vínculo especial” con el número uno norcoreano, que dirige el país con mano de hierro como su padre y su abuelo.

Sonriente, Trump estimó que esta reunión “realmente fantástica” transcurrió “mejor de lo que nadie había esperado” y permitió hacer “muchos progresos”.

Trump multiplicó las muestras de afecto y elogió a Kim, calificándolo de “muy talentoso” y de “muy buen negociador” y recurriendo a superlativos reservados en general a los aliados. Además, Trump se declaró dispuesto a invitar a Kim a la Casa Blanca y no descartó a viajar “llegado el momento” a Pyongyang.

Ya a bordo del Air Force One de regreso a EE UU dos, el presidente dijo a la prensa que confiaba en el líder norcoreano en lo que respecta a la desnuclearización. En estas conversaciones “no hubiéramos podido hacer nada más” por el momento, agregó.

“Es una enorme victoria para Kim, que hizo una gran jugada con su cara a cara con el presidente”, afirmó Michael Kovrig, del International Crisis Group (ICG) en Washington. Su padre y su abuelo “soñaron con ello”. “Para EE UU y la comunidad internacional es un punto de partida positivo para negociaciones que serán largas y difíciles”, agregó.

DOS REUNIONES

Trump y Kim se reunieron durante casi cinco horas: primero a solas durante unos 50 minutos y luego en una reunión de trabajo, seguida de un almuerzo con un menú de platos occidentales y asiáticos (cóctel de gambas, cerdo crujiente con salsa agridulce y tarta).

Kim estuvo acompañado por su brazo derecho Kim Yong-chol, quien visitó recientemente la Casa Blanca, y por otros dirigentes del partido en el poder, como su hermana Kim Yo-jong. Para convencer a Norcorea de que renuncie a su arsenal nuclear, Trump se comprometió en el documento a dar “garantías de seguridad” al régimen. (AP, EFE y AFP)

 

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