Cambios forzados por la realidad económica y la necesidad política

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Por MARIANO SPEZZAPRIA
mspezzapria@gmail.com

La imagen que dejó ayer la asunción de los nuevos ministros del gabinete nacional reflejó la metamorfosis que sufre la administración de Cambiemos, con cambios forzados por la realidad económica y funcionarios que no serán sostenidos por el presidente Mauricio Macri si reciben cuestionamientos internos, como acaba de suceder con Juan José Aranguren y Francisco Cabrera.

PRESIÓN POLÍTICA

Según pudo saber EL DIA, al Presidente le costó mucho madurar el desplazamiento de los ex ministros de Energía y de Producción, pero dentro de la coalición gubernamental se registró una fuerte presión política para iniciar una nueva etapa en la gestión económica, que no le depara buenas noticias al oficialismo, a tal punto de provocar una fuerte caída de la imagen de Macri.

Por eso las salidas de Aranguren y Cabrera son simbólicas. Ambos se pararon junto al jefe de Gabinete, Marcos Peña, al momento de recibir una medalla por los servicios prestados, mientras que sus reemplazantes, Javier Iguacel y Dante Sica, lo hicieron junto a Emilio Monzó, el presidente de la Cámara de Diputados, uno de los dirigentes que reclamaban cambios en el Gobierno.

Aunque protocolar, la presencia de Monzó no pasó inadvertida en el Salón Blanco de la Casa Rosada. El jefe de los diputados integra la mesa política de Cambiemos, justamente la que promueve cambios en el elenco gubernamental, en la búsqueda de darle un nuevo impulso a la gestión. También se sienta a esa mesa Marcos Peña, pero es más refractario a esos cambios.

El jefe de Gabinete hizo ayer un par de gestos en ese sentido, como cuando le pasó una mano por el hombro a Aranguren, quien se emocionó al recibir el reconocimiento del Presidente. “Le tocó bailar con la más fea”, graficó el mandatario sobre la política que implementó el ex ministro de Energía. De hecho, se convirtió en el rostro de los aumentos en las tarifas del gas y de la luz.

Iguacel, el reemplazante de Aranguren, debutó en el cargo con otro discurso. “El objetivo es que lo que pagan por la luz, por el gas, por la nafta, cada vez pese menos en el bolsillo de los argentinos”, afirmó ante los medios, entre ellos este diario, en la sede gubernamental. Y aunque ratificó la recomposición de las tarifas, anticipó que se estudiarán los aumentos de septiembre y octubre.

APUNTANDO A LAS PYMES

En la misma línea de revisión se manifestó Sica, quien anunció que se enfocará en mejorar la competitividad de las pymes, que son “las grandes generadoras de empleo” en la Argentina. Pero que integran, a la vez, el sector productivo más golpeado en los últimos años. El ministro que sucede a Cabrera tendrá como objetivo que la oposición no monopolice el discurso pro-pymes.

“Estamos estudiando medidas para tomar atendiendo la coyuntura, quizás un poco difícil para los próximos meses”, admitió Sica. Aquí en la Provincia la gobernadora María Eugenia Vidal –otra dirigente que reclamaba cambios desde la mesa política de Cambiemos- ya había avanzado en esa dirección de ayuda a las pymes, cuyo deterioro explica el aumento de la desocupación al 9,1%.

En este contexto de cambios, el presidente Macri introdujo ayer una novedad en su discurso habitual. Habló de la necesidad de “derrotar a la pobreza”, como lo hace desde la campaña de 2015, pero ahora le agregó la intención de generar “oportunidades distintas para la clase media”. Es que ahí radica buena parte del electorado de Cambiemos, incluido el que está decepcionado.

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