Mascherano y algo de Di María, las dos cartas fuertes de un equipo sin respuestas

Se terminó la ilusión argentina en el Mundial de Rusia. Ahora, llegarán los reproches, los cuestionamientos y la búsqueda de los culpables de esta frustración futbolística que deja lastimado el corazón de muchos.

La Selección llegó hasta donde le dio el cuero. Era el partido donde tenía que poner sobre la mesa las “agallas” y el “temple” de equipo para seguir defendiendo el prestigio, pero terminó resignado, golpeado y sin respuestas.

Así como lo pudo empatar sobre el final, también estuvo al borde de recibir una goleada estrepitosa, lo que hubiera significado una despedida mucho más dolorosa todavía.

Pero dentro de este contexto, donde la Selección volvió a jugar de manera decepcionante, Javier Mascherano fue el que terminó siendo el “abanderado” del equipo. Por entrega, sacrificio y capacidad de recuperación.

Lo buscaron siempre para que fuera la salida del equipo ante las “ausencias” de EverBanega y Enzo Pérez. Organizó y calmó al equipo luego del 2 a 1, pero siempre solitario en la pelea y en el mano a mano.

Otro que siguió esa misma sintonía fue Angel Di María. El Fideo, además de haber marcado un golazo (el del empate), buscó donde ser más útil. Volvió al sector izquierdo, desbordó en el uno a uno contra Pavard y terminó el partido en el lado derecho.

También era un partido donde tenía que aparecer toda la magia de Lionel Messi, pero volvió a ser el Messi de los primeros partidos. Estático y sin participación. Como perdido dentro de la cancha.

Francia no le dejó ni un metro libre para que haga su juego, pero tampoco se esforzó demasiado para fabricar espacios o apilar las marcas para que alguno de sus compañeros pudiera sorprender. Encontró al Kun Agüero para el descuento, pero su actuación fue decepcionante.

El resto no estuvo a la altura de las circunstancias. Desconectados de la realidad futbolística y con escasa participación.