“No esperaba vivir este presente tan rápido”

El “Monito”, tras su primer gol con la del Lobo, realizó una producción exclusiva con este diario. Un viaje a la intimidad del pibe chaqueño que ilusiona al pueblo tripero

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“Intensidad, espíritu amateur y compromiso”. Es lo que vio el “Indio” Ortíz en Matías Gómez. El “Monito”, el chico de la tapa en la victoria tripera en Cutral-Có debutó de la mano de Facundo Sava. “Dale, es tu turno”, le dijo y el peladito le ganó a los nervios, cuando era derrota frente a Atlético Tucumán en el Bosque y solamente le tocaba jugar el tiempo adicionado.

Matías Gómez, chaqueño de La Leonesa, 19 años, supo aprovechar su chance. Se fue Sava, llegó Ortíz y con él la titularidad en el final del torneo. Ya sin el Indio y con Troglio, el dueño de la camiseta 33 sigue firme como titular, valorado por los hinchas. Y en Cutral-Có no solamente fue figura, sino que su ansiado primer grito de gol sirvió para que el Lobo espere ¿a Boca? en octavos de final de la Copa Argentina.

“Pasé al defensor, me salió el arquero y ahí pensé que me tocaba y era penal. Tenía pensado tirarme. Cuando superé al arquero me estaba cayendo y le di ‘tres dedos’. Vi que entraba, llegó justo Faravelli y me tiró al piso. Lloraba de la emoción. Estoy muy feliz con todo lo que me está pasando”. Se le ilumina la cara al Monito, el pibe que una horas antes era la base de la montaña humana que formaban sus compañeros, el que no terminaba de festejar su gol en el suelo, emocionado y besándose una y otra vez esa MM de la muñeca, tatuaje que comparte con su novia. A ella la dedicatoria.

Tras el partido, los tramos sin señal en el celular del viaje Cutral-Có-Neuquén eran los únicos que impedían los mensajes de familiares y amigos, del prefijo 0362. “Ayer estuve hablando con mi mamá. Hablé con mi novia. Mis amigos también me llamaron, hablé con todos. Me imagino lo felices que están. Siempre me apoyaron y ahora ellos también están disfrutando de mi presente. Y además me puso muy contento que muchos hinchas de Gimnasia me felicitasen por Instagram y Facebook.”

Para llegar a este momento, Matías Gómez apostó muy fuerte. Nació el 10 de agosto del ‘98 en un pueblito del este de Chaco que no llega - hoy- a los 9 mil habitantes. Un beso a la vieja a los 10 años y a cumplir el sueño de ser futbolista. “Vengo de La Leonesa, Chaco. Vine en 2013 a Gimnasia, con edad de octava. De técnicos estaban Pablo Romero y Beto Banfi. Era chico, tenía 14 años. Pero ya estaba acostumbrado, salí a los 10 años de mi casa. Estuve en un equipo de Rosario. Vivía en una pensión y ahí me costó mucho, a los seis meses me volví a mi casa. Después dije ‘No, yo quiero vivir de esto’. Otra oportunidad no iba a desaprovechar. Me salió una vez más la chance de ir a Rosario y me quedé allá.

Extrañaba, sí, pero lo supe sobrellevar”. No fue fácil. Claro que no.
Hoy, el presente fascina y el futuro promete. Todo muy rápido. Poco más de tres meses pasaron del debut. Seis partidos en primera, cinco como titular. Modo flash. Por eso recuerda vívidamente esas primeras horas con ‘los grandes’, con la primera. “No esperaba vivir este presente tan rápido. Estando en reserva el Indio Ortiz me hablaba, me decía que siguiera así, que estaba haciendo las cosas muy bien. Me decía que el momento iba a llegar, que lo aprovechara. Unos días antes de jugar ante Quilmes el Indio me llamó y me dijo que tenía que ir a entrenar con primera. Después de la primera práctica, el Colo Sava me dijo que al día siguiente tenía que volver. Ese día le pregunté ‘¿qué hago?’ porque la primera concentraba al día siguiente. Y me dijo ‘mañana volvés y te quedás concentrado’. Saltaba de alegría. Me acordaba de los momentos pasado, malos y buenos. En algún momento estuve mal, cuando me operaron de meniscos. Se me venía todo eso a la cabeza.”
El presente en Gimnasia es Pedro Troglio. Intensidad. Juego directo. Dinámica. Entrega. Matías Gómez parece hecho a su medida. “Troglio pide que corramos todos. Si lo hacemos todos, va a ser más fácil para el grupo”. Y el pibito, que sabe escuchar, aprovecha las enseñanzas de Licht, Rinaudo, Silva. “Estamos en el camino correcto. Se están dando los resultados y tenemos un grupo muy bueno. Los más grandes hablan mucho, nos transmiten su experiencia a los más pibes, a quienes recién ahora nos toca estar en el plantel. Esta fue mi primera pretemporada, me costó pero fue algo muy lindo para mí y para el resto de los chicos.”
Ahora el pueblo le resulta un tanto extraño, tres una década afuera. “Me aburro, cuando regreso a La Leonesa no puedo quedarme más de dos semanas”. Su vida está en La Plata. Otro ritmo. Sus buenos amigos, en Estancia Chica, compartiendo el sueño de ser futbolistas profesionales, con la firma del contrato a la vuelta de la esquina. Esos sueños de mañana de frío y entrenamiento en Abasto. “Desde que empecé están Juan Cataldi, Diego Parini y Matías Melluso. Somos todos ‘98. Ahora se sumó Calderón. Me hablan. Con Melluso cuando éramos chicos decíamos cómo sería el día que estuviésemos en primera, como íbamos a jugar. Ayer en el micro nos pusimos a hablar de eso Cataldi, Melluso y yo, que se dio aquello que decíamos: ‘vamos a jugar en primera los tres’. No lo podíamos creer”.
No quiere olvidarse de nadie el Monito. “Tomás Durso es un año más chico, pero cuando pasamos a séptima el subió con nosotros y empezó a atajar con la ‘98. Llevamos una amistad muy buena con él. Estamos siempre juntos. Ahora hay que seguir metiéndole, lo más difícil para un futbolista es mantenerse. Que estemos todos ahí lo imaginamos, pero pensé que no iba a llegar este momento. Que loco todo...”.
Matías Gómez. “Monito”. Camiseta 33. Un grito de gol lejos de casa. La emoción de un pibe que cumple el sueño de su vida.

 

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