Una guerra de pintadas que esconde la pelea que se viene
Edición Impresa | 8 de Julio de 2018 | 04:38

Por LAURA ROMOLI
lromoli@eldia.com
Pañuelos verdes, pañuelos celestes, pañuelos blancos... La Plaza Moreno se convirtió esta semana en el campo de batalla de activistas a favor y en contra de la legalización del aborto que competían para ver quién pintaba más baldosas frente a la Catedral proclamando sus posturas. Y, en medio de ellos, no faltó que Hebe de Bonafini decidiera participar de la guerra de colores y junto a militantes y dirigentes ultra K montara un escenario espontáneo en medio de la plaza, y pintaran los pañuelos símbolo de las Madres y recibieran, de paso, una multa de Control Ciudadano por estacionar sin permiso una camioneta frente a la piedra fundamental.
Rápidamente, por las redes sociales el kirchnerismo cuestionó al Intendente por intentar “acallar” la lucha de las madres. Garro recogió el guante y le pidió, sobre todo a la diputada Florencia Saintout” que actúe con la “responsabilidad” que demanda su cargo y se enmarque dentro de la ley: ninguna pintada que no esté habilitada por el Concejo Deliberante está permitida en la plaza principal.
Lo que emanaba de esos cruces no sólo formaba parte del desmadre del uso del espacio público al que cada uno decide pintar con los estandartes de su causa frente a los ojos del palacio comunal, también reedita manifestaciones de una polarización entre kirchneristas y macristas que, todavía faltando mucho para la próxima campaña electoral, anticipa cuál será el juego que buscará plantear Cambiemos, que apuesta a subir al ring a un adversario desgastado.
“Más allá de los cruces políticos, el caso revela el desmadre que existe en el uso del espacio público en la Ciudad”
Desgastado también sin duda está el propio gobierno, fundamentalmente por la crisis económica, que provocó la caída de su imagen positiva y la repercusión local. Pero en el oficialismo platense evalúan en privado que pese a esta preocupación, a la hora de pensar en la contienda electoral en el horizonte no se perfilan ni figuras candidateables de peso ni propuestas opositoras superadoras. Siempre pensando en la estrategia de volver a polarizar como en 2015 con el ultrakirchnerismo, siguen de cerca a la oposición “no K” que buscará proponer una identidad propia si logra salir fortalecido de armados complicados, con el riesgo de –si se repite la polarización anterior- volver a desdibujarse entre los dos extremos de la opinión pública.
A varios kilómetros de la Plaza Moreno los vecinos de Abasto viven problemas menos visibles pero mucho más serios. Una gran cantidad de lotes del predio casi 50 hectáreas que en 2015 fue expropiado para urbanizar, fue usurpada por desconocidos que la gente del barrio no para de repetir que “están vinculados a la política”. Se trata del barrio Nuevo Abasto, que tiene prevista de una obra de urbanización del gobierno nacional y que esta semana fue noticia luego de que la propia Comuna se presentara en la Justicia penal para ordenar el desalojo de desconocidos que “usurpan y venden” las parcelas que les corresponden a otros preadjudicatarios.
El tema es paradójico porque se trata de tierras que fueron privadas y que el gobierno provincial expropió hace tres años tras una toma personas que en su origen también tuvo mucho de político. Es decir, se están usurpando tierras de ahora legítimos ocupantes que, previa ley de expropiación, también fueron usurpadores. Y vuelve a poner sobre el tapete los más de 150 asentamientos que rodean la Ciudad y que, inundados de precariedad, se fueron originando en distintos años del mismo modo.
Ahora, el pedido de desalojo del municipio está en manos de la fiscal y si bien no se sabe cuándo procederá la Justicia se vislumbra que la implementación de sus fallos será con conflicto.
Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE