River pasó por arriba a la Academia y se ilusiona con ir por todo en la Copa
Edición Impresa | 30 de Agosto de 2018 | 02:38

Se terminó la sequía para el Millo. River goleó 3 a 0 a Racing, se metió en los cuartos de final de la Copa Libertadores y ahora se le viene Independiente en un horizonte que asoma despejado, tras la desaparición de los nubarrones que generaban dudas en Núñez. Fueron 401 minutos sin anotar, que llegaron a su fin justo en un partido crucial.
River salió a comerse el partido. Como una tromba desde el pitazo inicial. En el marco de ese plus tan característico que los equipos de Marcelo Gallardo saben imprimirle a los encuentros especiales, el dueño de casa impuso condiciones con un protagonismo que asombró incluso a los millonarios más optimistas.
Salió con convicción el equipo de la Banda a copar la zona media y casi no dejó jugar a la Academia.
Esa postura inicial generó una rápida generación de ocasiones de peligro. La primera de todas para River fue a los diez minutos de juego con una rápida acción de Milton Casco al escalar la banda izquierda: el ex Gimnasia mandó un gran centro al ras del suelo y se pasó por poco Borré. El local merodeaba la portería de la Academia y la primera gran emoción de la noche estaba al caer.
A los once minutos, por fin, el Millonario pudo quebrar su prolongada sequía goleadora. Fue gracias a una gran jugada colectiva armada por la derecha y definida de primera, con un disparo violento, por Lucas Pratto, quien festejó su conquista con la furia del goleador que llevaba varios gritos atragantados en las última presentaciones. Así, River cortó una racha de 401 minutos sin sacudir la red. Explotó el estadio y también lo hizo el platense Pratto, que se sacó la mufa de encima con un tanto sumamente relevante para la vida de River.
El gol agrandó aún más a los de Marcelo Gallardo. Racing quedó aturdido, completamente perdido en el campo de juego. Los de Coudet resumieron su apuesta ofensiva a los embates individuales de Ricardo Centurión.
Creció el local por la gran presión generada en la mitad de la cancha. La Academia se quedó sin circuito de juego y los del Muñeco le imprimieron al juego una dinámica notable, como hacía mucho tiempo no se veía en el club de Núñez.
Y en una pelota parada en contra, nació el segundo gol de la noche. Racing ejecutó muy mal un tiro libre desde la derecha y propició la contra de River, con Palacios a toda velocidad y la complicidad de una defensa académica que tuvo un accionar para el olvido. Y fue el propio Exequiel Palacios quien definió cruzado ante el desmantelado fondo albiceleste.
Así, se fueron al descanso con la ventaja local de dos goles, la tranquilidad y el agrandes, en contraposición con los nervios, la desesperación y la tensión que se adueñó de la visita.
En la etapa complementaria River cambió en un punto su libreto. ya no fue una tromba en el medio, sino que en verdad retrasó sus líneas para apelar a la contra, ante la ansiedad de un Racing completamente anárquico en el manejo de la pelota.
Gallardo hizo una lectura interesante del partido. Le dio campo y pelota a la Academia, sin renunciar al fútbol directo al momento de atacar.
Racing buscó mucho pero sin ideas y, como contrapartida, le dejó espacios para la contra al Millo. Los dirigidos por Coudet no tuvieron ingenio arriba, ni muchos menos peso. Y las pocas que generaron, culminaron en las manos de Armani.
FINAL CON ESCÁNDALO ENTRE ENZO PÉREZ Y RICKY CENTURIÓN
Llegó el tercero de River, con la exquisita definición de Borré. Y cuando todo era fiesta de River, llegó la innecesaria cargada de Enzo Pérez y la penosa reacción de Ricky Centurión. La consecuencia fue la roja para ambos y el bochorno por los empujones generalizados.
Triunfo del Millo. Ahora se viene el Rojo. Y la ilusión en Núñez no para de crecer.
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