Alzheimer en casa: el desafío de cuidar a un familiar
Edición Impresa | 21 de Septiembre de 2018 | 02:38
NICOLÁS MALDONADO
nmaldonado@eldia.com
“Es como una bomba que cae en el living. Destruye todo de una forma que no sabés ni por donde empezar a acomodar”, dice Oscar Díaz al explicar lo que pasó en su familia cuando su mamá, que entonces tenía 60 años, comenzó a sufrir la enfermedad. Y es que si bien por fuera ella seguía siendo la “Pichi” de siempre, una ama de casa que junto a su marido crío a dos hijos en el barrio de La Loma, los cambios en su personalidad, los olvidos y las conductas insólitas empezaron a convertirla no sólo en una persona que requería muchos cuidados sino con la que resultaba muy difícil convivir.
La experiencia de Oscar, quien terminó recurriendo a un grupo de apoyo para familiares de pacientes, se ha vuelto a lo largo de los últimos años una historia común a muchas familias. Y es que de la mano del envejecimiento poblacional la incidencia de la Enfermedad de Alzheimer viene creciendo en forma tan vertiginosa que si hoy, que alcanza ya a uno de cada diez mayores de 65 años, para 2050 se podría triplicar.
De ahí que en el Día de la lucha contra el Alzheimer, que se conmemora hoy alrededor del mundo con mensajes y campañas de concientización, las organizaciones dedicadas a esta problemática aseguran que más allá del desafío que el avance de la enfermedad plantea para los sistemas de salud, se alza un reto no menos difícil, uno que deberán enfrentar a fuerza de cariño y contención millones de maridos, esposas o hijos como Oscar.
La causa más frecuente de demencia, el Alzheimer es una enfermedad progresiva que afecta el funcionamiento de las neuronas generando tanto dificultades en la memoria como alteraciones en la conducta, pérdida de iniciativa y cambios de humor. Si bien se trata de síntomas que podrían confundirse en principio con un proceso de envejecimiento normal, lo que marca la diferencia -explica la neuróloga Diana Cristalli, directora de la Asociación de Lucha contra el Mal de Alzheimer en La Plata- es “el grado de interferencia que terminan teniendo en el desarrollo de las actividades habituales”.
“Además de empezar a olvidar las cosas y hasta perderse en su propio barrio, una persona con Alzheimer puede llegar a hacer cosas como guardar un jabón en la heladera o regalarle la plata a un desconocido, y uno no se puede enojar con ellas porque se ponen peor. Para poder ayudarlos uno tiene que empezar a relacionarse con ellos de una forma distinta: no hay que confrontarlos ni marcarles los errores sino tratar de conectar a partir de una actitud de comprensión. Es muy difícil pero se puede aprender”, dice Oscar, quien durante años ha coordinado el grupo de apoyo a familiares de pacientes con Alzheimer que funciona cada primer sábado de mes a partir de las 10 en el Hospital San Roque de Gonnet.
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