Comienza una etapa de presión sobre el Gobierno y el Congreso

Por MARIANO SPEZZAPRIA

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Por MARIANO SPEZZAPRIA
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El paro general de hoy convocado por la CGT y las movilizaciones que encabezaron ayer las CTA pueden catalogarse como expresiones de descontento frente a la situación económica. El malestar ante la pérdida del poder adquisitivo y el fantasma del desempleo unifica a sectores sindicales y a agrupaciones sociales que, en otro contexto, no estarían transitando el mismo andarivel político.

Pero el impacto de la devaluación, combinado con un alza de precios realmente corrosivo, oficia como un disparador natural de la protesta contra la administración de Mauricio Macri. Por sí mismas, estas manifestaciones no parecen destinadas a torcer el rumbo del Gobierno, que mira con más atención su acuerdo con el FMI. Pero podrían meter presión política al Congreso.

Ahí radica justamente el “quid de la cuestión”: ¿Cuánta presión sindical, callejera y política están en condiciones de soportar los aliados que tiene Cambiemos en el Parlamento, a la hora de votar el Presupuesto 2019? Ese interrogante recae sobre los bloques de extracción peronista tanto en Diputados como en el Senado, que suelen aportan votos para aprobar las iniciativas oficiales.

Por caso, entre los legisladores del Peronismo Federal –que tienen referentes externos como el gobernador salteño Juan Manuel Urtubey e internos como el senador Miguel Pichetto- y entre los diputados que siguen a Sergio Massa. Estos últimos parecen estar en posiciones más críticas de la Rosada en las últimas semanas, mientras que el PJ del interior sigue siendo más dialoguista.

El propio Massa se reunió ayer con líderes sindicales como Sergio Palazzo (La Bancaria) y Pablo Moyano (Camioneros), junto a quienes reclamó que el Gobierno “se junte con sindicatos y sectores sociales” para atender sus demandas. Para completar el gesto político, el intendente de Tigre, Julio Zamora, estuvo en la Plaza de Mayo.

Desde el escenario montado de espaldas a la Casa Rosada, Palazzo –que abreva en los grupos sindicales afines al kirchnerismo- fue al grano: “Si son opositores de verdad, que se dejen de joder y que no voten el Presupuesto”, lanzó sin pruritos idiomáticos. Así, blanqueó que la exigencia es que se rechace el proyecto tal como harán el Frente para la Victoria y la izquierda.

Esa alianza entre la fuerza liderada por Cristina Kirchner y el trotskismo criollo ya se expresó en el Congreso, pero adquiere ahora más volumen en las calles con la incorporación de gremios como Smata y Camioneros, que ayer estuvieron en la Plaza de Mayo. Allí también se pudo ver a referentes de la CTEP (Juan Grabois) y de la CCC (Juan Carlos Alderete).

La confluencia desde el peronismo kirchnerista hacia la izquierda tiene lógica política. Todos los oradores de ayer afirmaron estar enfrentando a “la derecha” y al Fondo Monetario, una pelea que –a criterio de Hugo Yasky y Pablo Micheli, antes enfrentados y ahora reconciliados- requiere de “amplitud, unidad y convergencia” para lograr que el Gobierno cambie el modelo económico.

Micheli pisó la banquina: “O se cae este modelo económico, o estos tipos dejan el Gobierno”, advirtió, pero enseguida otros dirigentes aclararon que a Macri –que ayer ratificó desde Nueva York que irá por la reelección- hay que vencerlo por medio de los votos en 2019. “No queremos un golpe de Estado”, dejó en claro Palazzo.

Entre los manifestantes escucharon los discursos hubo intendentes del PJ bonaerense como Fernando Gray (Echeverría), Mariano Cascallares (Brown), Alberto Descalzo (Ituzaingó) y Gustavo Menéndez (Merlo), quienes hacen su propio juego político. Más atrás se pudo ver a la columna de La Cámpora y también a sindicalistas del Astillero Río Santiago.

“El triunvirato de la CGT no quiere saber nada con ellos y por eso no llamó a una marcha”

 

“Vamos a volver, a volver, vamos a volver”, se escuchó por momentos en la Plaza de Mayo, donde también se pidió frenar la “persecución” a Sebastián Romero, el “rasta” que disparó un mortero casero durante los graves incidentes de fin de 2017 en el Congreso.

Esos sectores vuelven ahora a las calles, en un escenario económico más delicado que el del año pasado. El triunvirato de la CGT no quiere saber nada con ellos y por eso no llamó a una marcha para coronar el paro general de hoy. Aunque ya se sabe que el último trimestre del año suele ser muy conflictivo en la Argentina.

 

 

 

 

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