“Unas pocas precauciones para evitar sobresaltos”

Edición Impresa

Osvaldo Tirante

Miembro fundador Asoc. de Geriatría y Gerontología del Gran La Plata

Viajar tiene enormes beneficios para la persona mayor, tanto en el plano físico como en el psicológico: libera endorfinas y favorece, sobre todo, la actividad cerebral. Pero también es cierto que, cuando hablamos de adultos mayores y de viajes por el mundo, es bueno tomar algunas precauciones, tales como chequeos previos. Sobre todo cuando hablamos de destinos que implican vuelos de más de cuatro horas, ya que los vuelos largos favorecen las trombosis y los problemas circulatorios.

Otra de las recomendaciones tiene que ver con no abandonar los tratamientos que se están llevando adelante en el momento del viaje. Ni tampoco las dietas, sobre todo cuando hay algún trastorno crónico como la hipertensión o la diabetes.

Por otra parte es bueno que a la hora de organizar el viaje se obtenga buena información relacionada con los destinos a visitar y la dificultad de desplazamiento que plantean. Me ha pasado en más de una ocasión tener pacientes que viajaron a destinos que implicaban largas caminatas por superficies difíciles y sólo se enteraron de eso cuando llegaron al lugar.

 

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