“Él me hizo daño, que Dios lo juzgue, yo voy a seguir con mi vida”, dijo la jubilada violada
Edición Impresa | 17 de Enero de 2019 | 03:15

“Que ellos se arreglen, yo sigo con mi vida. Lo que sí lamento es tener que molestar a mi familia y movilizarme con un andador y un bastón, cuando en mi casa tengo una paz tremenda”, dice, sin que se le quiebre la voz ni sienta necesidad de levantarla, la mujer de 85 años que en la madrugada del último sábado fue asaltada y violada en su vivienda de Las Quintas.
Habla del atacante, de su supuesto cómplice y también de la cantidad de trámites con los que debió -y debe- cumplir desde esa madrugada terrible para darle impulso a la denuncia: análisis médicos, declaraciones testimoniales, reconocimientos forenses, interconsultas con infectólogos, como parte de un largo etcétera que decidió encarar por consejo de su familia.
En una charla telefónica con el canal Crónica, la mujer dijo estar “bien, dentro de lo que ha pasado. Trato de salir adelante”, aunque lamentó “tener que estar esperando en un hospital, encima de lo que me han hecho”.
Es que la comunicación se produjo justo después de salir del hospital Gutiérrez, mientras su hijo la llevaba de vuelta a su casa en el auto. Entre el sábado y el domingo recibió el kit preventivo para casos de abusos, como parte del protocolo para la atención integral de víctimas de estos delitos.
La jubilada prefirió no hablar del ataque - “no deseo revivirlo”, aclaró- aunque sí abordó algunos temas vinculados con la investigación del mismo.
Confirmó que el responsable de la agresión fue uno: “Yo vi solamente a una persona, que es la que me trató mal y amenazaba con matarme”, de quien no puede aportar demasiados datos porque había “muy poca luz, solamente tenía una linterna y el celular que estaba en mi mesa de luz, y encima él estaba encapuchado”. Sólo llegó a advertir que era joven, “de 30 años, más o menos”, calculó. Pero ella y su familia están convencidos de que actuó con la complicidad de otro sujeto, que sería el que registró la cámara de seguridad de un vecino cuando escapaba en una bicicleta cargando un televisor led.
El hijo de la mujer, Norberto, confirmó además que se fortalece la hipótesis de que el atacante usó un profiláctico y, por lo tanto, que “el robo fue como la yapa de lo que tenía planeado hacer”.
“El individuo vino con esa idea porque sino para qué va a traer eso”, añadió la víctima, antes de que su hijo detallara que en la casa encontraron “restos del sobre” del profiláctico.
Según la jubilada, que vive sola en esa casa de la zona de 138 y 531, el ataque duró, por lo menos, “media hora”, hasta las 3.45 de la mañana, lapso en el que, además de abusar de ella y llevarse todo lo de valor que encontró, le ató los brazos y las manos a la cama y le tapó la boca con cinta.
Cómo sigue la vida
“No tengo miedo para nada”, respondió la mujer a la pregunta de si no le inquieta quedarse sola en esa finca donde vivió la peor experiencia, porque “soy muy creyente y le dejo a Dios todas las cosas”.
“Yo no me ocupo de la vida de nadie, salvo que sea para ayudarla, y voy a seguir como hasta ahora. El problema es para esa gente que me hizo mal; el que las hace, las paga”, reflexionó, apartando cualquier idea de revancha personal o justicia por mano propia.
“Está Dios para juzgarlo -insistió-; él me hizo daño, que se arregle; yo voy a seguir siendo atenta con la gente y la gente seguirá atenta conmigo”.
“Son tipos que no tienen códigos”, intervino su hijo Norberto, quien recordó que en marzo del año pasado su madre fue asaltada en ese mismo domicilio por tres delincuentes que la sorprendieron a la 3 de la tarde, mientras descansaba.
“Le reventaron la reja por atrás, le revolvieron todo y le pidieron oro, plata, televisores, pero esos eran chorros, no como estos que vinieron directamente a joderle la vida”, concluyó.
El caso, por ahora, no tiene detenidos, pero el gabinete de Delitos Sexuales de la DDI La Plata trabaja en el análisis de algunos testimonios y otras evidencias para tratar de identificar al o los responsables. La familia sospecha que los delincuentes pudieron haber ingresado en la propiedad con una llave y que conocía a la víctima de antemano, por varios motivos.
En primer lugar, el abusador se cuidó de usar una máscara para no ser reconocido; no había aberturas violentadas; y no sólo sabían que tenía alarma, sino también cómo desconectarla.
“Ahora habrá que subir las rejas, instalar cámaras y revisar el sistema de alarmas”, completó Norberto, porque su madre no quiere abandonar esa casa que es la suya.
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