El chavismo pierde cada vez más respaldo en las barriadas populares

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Gonzalo Domínguez Loeda

Analista agencia EFE

 

El pasado 23 de enero, horas después de que el diputado venezolano Juan Guaidó se autoproclamara en público como presidente encargado, la entrada al popular barrio caraqueño de Petare estalló en llamas; llamas que muestran que sus calles están sembradas de barricadas y que sus vecinos se alejan del chavismo.

Ubicado en el este de Caracas, la popular barriada de Petare compite con otras del continente por el dudoso honor de ser la villa miseria más grande de América Latina. También fue uno de los puntos donde el discurso del chavismo sumó adeptos con más facilidad. Sin embargo, la crisis que atraviesa Venezuela ha comenzado a calar entre sus casi 800.000 vecinos y ha generado un terremoto con numerosas réplicas en las filas chavistas.

“Creo que es por el tema de la economía, (...) no nos alcanza el dinero para comprar comida ni siquiera. Si compramos una camisa no comemos por dos meses, tenemos que ir bandeándonos, dejar un hueco para llenar otro”, comenta Iván Urbina.

Urbina, con camiseta de la selección venezolana de fútbol y gorra negra de luto con las estrellas de su bandera, confiesa que ha participado en las manifestaciones opositoras de 2017, consciente de que en ellas podría haber perdido la vida. Y pese a todo asegura que no temerá si alguna chispa prende de nuevo las calles de su barrio: “La gente tiene muchísimas ganas de salir a las calles a protestar de salir de este Gobierno sin importar que nos maten”. “Si ya nos están matando de hambre y necesidad ¿De qué sirve quedarnos en nuestras casas y morirnos lentamente?”, se pregunta.

Según los datos de la ONG Observatorio Venezolano de Conflictividad Social, 26 personas murieron en todo el país en esas protestas. Pero los vecinos de la zona denuncian que la peor parte llegó después ya que las unidades antidisturbios recorrieron las calles del barrio y lanzaran bombas lacrimógenas incluso dentro de las casas.

 

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