“El tiempo dirá si surge un género neutro en la gramática”

Edición Impresa

Silvia Ramírez Gelbes*

Cuando mi abuela Carola nos invitaba “a todos” a almorzar en su casa el domingo, ninguna de sus tres hijas ni de sus cinco nietas se sentía excluida. ¿Qué nos ha pasado desde entonces? La lengua es eminentemente ideológica. Es un espejo de la sociedad. Y es que toda persona está atravesada por su lengua. Atravesada en el sentido de que piensa con su lengua y se expresa con su lengua. Aun cuando no nos demos cuenta, la lengua nos moldea y moldea nuestro mundo. Vemos a través del cristal que ella misma nos asigna. Desde los ámbitos prescriptivos -que son conservadores por definición-, se ha dicho que no hay necesidad de cambio. Que es una fantasía elucubrar que un cierto colectivo minoritario pueda impulsar semejante transformación de manera deliberada. Que el “todos” de mi abuela Carola es suficiente y no hace falta crear un “todes” ajeno a la lengua española. Y que tampoco hace falta decir “todas y todos”. Ni usar equis –”todxs”– ni arrobas –”tod@s”–, que son formas impronunciables. Tal vez tengan razón. Pero hay quien siente la ambigüedad de “todos” –¿solo ellos o ellos y ellas o ellos y ellas y quienes no se reconocen ni en femenino ni en masculino?–. El tiempo dirá si surge o no un género neutro en la gramática. En todo caso y por el momento, hay géneros sociales que están pujando por sentirse representados.

(*) Directora de la Maestría en Periodismo de la Universidad de San Andrés

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE