Un punto de 18, una realidad que preocupa, y mucho
Edición Impresa | 28 de Enero de 2019 | 04:26

Por FACUNDO ACHÉ (Enviado especial a Tucumán)
“Esta no es la realidad de Gimnasia”, dijo Pedro Troglio. Su rostro reflejaba lo que acababa de ver: el peor partido de la temporada. De un año con más sinsabores que alegrías, de muchos partidos de flojos para abajo. Por eso, si bien es cierto que la Copa Argentina ofreció buenas actuaciones triperas (Boca, River y aún la final ante Rosario Central), la tabla de la Superliga es una realidad en sí misma, según la cual Gimnasia ha perdido más de la mitad de los partidos disputados, 9 sobre 16. Un torneo de menos de un punto por partido (15/16). Una campaña de descenso.
Se entiende lo que dijo el técnico de Gimnasia. Su equipo es bipolar. Ante Atlético no hubo nada de nada. Ni juego, ni presión; ni defensa ni ataque. Una actuación decepcionante con individualidades preocupantes. Y sí bien una realidad es “hace un mes estábamos jugando una final”, también lo es que el punto ante Huracán quedó solitario entre las derrotas frente a Belgrano, Racing, San Martín de San Juan, River y Atlético Tucumán. Algunos, rivales muy superiores; otros, partidos que no se podían perder y se perdieron. En ese choque de realidades, asusta la tabla de promedios. Lo que parecía un miedo concreto en la temporada 2019/2020, asoma como un susto creciente, una sombra que acecha a la vuelta de la esquina.
Atlético en el estadio José Fierro, con Zielinski en el banco y tercero en la Superliga era un partido perdible. Pero no así, con esa imagen de conjunto desmembrado y largo, que dispara balas de fogueo -a veces ni eso- y que casi se hace los goles solo. En menos de 15 minutos, Gimnasia había perdido el cotejo, en una noche terrible de Gonzalo Piovi. El ex racinguista volvió tras un par de meses de inactividad a raíz de un problema renal y jugó un partido de pesadilla tras muy buenos entrenamientos. ¿Se apresuró Troglio en ponerlo? ¿O simplemente jugó un partido muy malo, inactividad al margen? Nadie tiene la respuesta, aunque ciertas titularidades indiscutidas se explican desde un plantel que no tiene grandes variantes fuera de los once ni una enorme jerarquía individual. El gol de Faravelli ilusionó desde el marcador -nunca desde el rendimiento- , el error de Martín Arias arruinó cualquier intención de mejoría y un penal mal cobrado terminó con un resultado tan abultado como humillante.
Esa falta de jerarquía, de futbolistas que por sí mismos aporten soluciones, genera un par de inquietudes. ¿No falla lo colectivo? es una pregunta para el cuerpo técnico. Otros equipos potencian desde el conjunto a jugadores “normales”. Gimnasia no lo ha logrado en esta temporada. La otra pregunta es para la Comisión Directiva: ¿No han sobrevalorado lo que Gimnasia tiene? La política de incorporaciones ha sido austera en los últimos cuatro mercados y han rendido más aquellos jugadores de los que se esperaba menos (Comba y Hurtado), se fue Rinaudo cuando Gimnasia no está salvado del descenso y si bien las apuestas a futuro son valiosas, sin presente exitoso el futuro será negro y difícil de sostener. El gran negocio de Gimnasia no es vender bien o comprar barato. Es seguir jugando en primera.
Ahora no hay margen de error. Gimnasia no puede permitirse otra luna tucumana. Otro partido de fallas individuales, equipo largo y derrumbe anímico. Ahora es el tiempo de la reacción. De Troglio y sus jugadores dependerá que la realidad se parezca a aquellas noches de Copa Argentina, ayer nomás. Después, importará un futuro muy comprometido a plazo fijo que no permitirá errores repetidos.
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