Del aplauso a los silbidos, en un día “sagrado” y la ley del ex que se cumplió

El hincha y sus sensaciones en un mediodía de domingo donde más de uno le pidió perdón a la “Vieja”, se fue al Bosque y volvió con bronca

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Si jugar al mediodía es un horario totalmente incómodo, un domingo y encima siendo el “Día de la Madre”, parece directamente antinatural. El cielo gris amenazante le daba directamente un escenario poco amigable. Pero la pasión y el amor por los colores, el momento complicado... y la presencia de Diego Maradona, pueden más. Por eso más de un hincha trató de estirar la salida para la cancha todo lo posible para estar en familia, y tras el pedido de “perdón, pero juega el Lobo”, salir con paso apurado para el Bosque.

El grueso de la gente llegó sobre la hora, pisando las 13. Hubo familias también que eligieron directamente como un buen plan ir a la cancha, y es por eso que fueron muchas Madres a 60 y 118.

Los muñecos de Diego y el Lobo, miles de papelitos y fuegos artificiales le dieron la bienvenida a Maradona y sus muchachos que venían de vencer al Tomba. En las tribunas la ilusión del despegue de una buena vez en esta Superliga que no arrancó para nada bien.

Las caras conocidas en el equipo visitante. Leo Madelón y sus colaboradores como el profe Mariano Lisanti y Luca Marcogiuseppe, quienes supieron vivir muchas cosas en el Lobo años atrás. Marcogiuseppe por ejemplo, como colaborador de Pedro Troglio en Primera División y hasta dirigiendo inferiores, por ello su gran cariño por el Club.

El arquero Sebastián Moyano, el lateral-volante Ezequiel Bonifacio, y los delanteros Nicolás Mazzola y Walter Bou, quienes pasaron desapercibido para la gente, pero no para los jugadores Triperos y colaboradores. Abrazos en la previa y también tras el partido buscando consolar a sus ex compañeros ante el dificil momento que están atravesando por la lucha del descenso.

La ley del ex que suele cumplirse y Bonifacio que había fallado en dos oportunidades, en la tercera la mandó adentro y por respeto al Club donde hizo inferiores y vivió hasta junio pasado, no lo gritó.

En junio pasado Boni cuando terminó su contrato en Gimnasia y debió irse había dicho, “no guardo ningún rencor, los jugadores y los dirigentes pasan, Gimnasia va a ser siempre mi casa”.

En la Platea Techada, Franco Mussis con algunos de sus compañeros que quedaron afuera del banco de suplentes, sufrieron como hinchas y alentaron a sus compañeros.

El final encontró al equipo despedido por la gente con silbidos, y otra vez a Diego pidiendo disculpas a la gente por la derrota, mientras se metía en el túnel.

Un rato después, se iba su hija Gianinna junto a su hijo Benjamín, y cerca de las 16, Maradona se retiraba del Estadio “Juan Carmelo Zerillo” sin hacer declaraciones, seguramente con bronca por la derrota de su equipo.

La gente dejó el Bosque con la impotencia de una nueva derrota y apuntando sus críticas a diferentes jugadores, tanto titulares como suplentes.

Esto es largo, falta mucho todavía para el final de la temporada, aunque el panorama ante las derrotas propias y los resultados de los “rivales” en esta lucha por la permanencia, logran que el pesimismo aparezca.

La locura por la llegada de Diego parece ir bajando, no así la idolatría de la gente que le regala al técnico palabras de incondicionalidad cuando logran tenerlo cerca.

Los hinchas Triperos buscan de que agarrarse para mantener la ilusión lo más arriba posible y seguir soñando con quedarse en Primera División.

La victoria contra el Tomba había reavivado esa ilusión, pensando que los tres puntos con Unión debían quedar en el Bosque si o si, y luego ir a Rosario contra Newell´s a sumar aunque sea un punto, para llegar mejor parados al clásico. Pero el panorama cambió. Esta caída con Unión fue un paso atrás.

El regreso a los hogares de los hinchas lógicamente fue con preocupación, pero tratando de cambiar la cara el resto de la tarde, y disfrutar en familia.

 

 

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