Un ataque de “mazachorros” convenció a una familia de irse a vivir a Portugal
Edición Impresa | 1 de Noviembre de 2019 | 03:05

Ya venían rumiando la idea, pero lo que pasó antenoche los convenció de vender su negocio de revestimientos, la casa de Los Hornos y radicarse definitivamente en Portugal. Es que una banda de encapuchados intentó entrar en su domicilio de 135 entre 63 y 64 a patadas y mazazos, con una modalidad idéntica a la que usaron para desvalijaron un negocio de informática en La Loma o para meterse en una vivienda situada justo enfrente a la de la familia que ya no tiene ganas de apostar al país (ver aparte).
Los primeros indicios de lo que iba a pasar a las 22.30 del miércoles lo recibieron en la madrugada del domingo, cuando Patricia (48), su esposo y los dos hijos de la pareja -un varón de 20 años y una chica de 17- llegaron a su casa tras pasar cuatro días en Ushuaia. “Había dos nenitos que tiraron escombros y después vimos un montón de piedras en la vereda”, recordó. Deducen ahora que aquello fue para marcarlos a los cuatro sujetos que saltaron las rejas del frente y quisieron romper la puerta a patadas y con una maza.
Desde adentro, ya acostadas aunque despiertas, las víctimas adjudicaron el primer golpe a la explosión de un transformador de luz, pero el segundo los convenció de que se trataba de otra cosa. Y llamaron al 911.
“Estaban encapuchados, tenían armas cortas y parecían de un grupo comando”, reflexionó Patricia, rescatando que “por suerte sólo dañaron un poco la puerta y rompieron un vidrio”, hasta que desistieron de seguir intentando “porque alguien de la cuadra se dio cuenta de lo que pasaba y activó la alarma vecinal”. Ya de nuevo en la calle los ladrones se subieron a una Chevrolet Tracker de color negro en la que los esperaban dos cómplices. “La Policía llegó 8 minutos después”, reconoció la mujer, pero los delincuentes habían escapado.
Además de la alarma vecinal, que se instaló hace un año, la vivienda cuenta con un sistema de alarma y cámaras de seguridad propias, que son las que filmaron a los asaltantes con bastante fidelidad. Se advierte que son de contextura grande y aparentaban tener 30 años. “Vestían camperas grandes, por lo que es posible que tuvieran chalecos antibalas, y todos tenían guantes blancos”, completó Patricia.
El golpe frustrado precipitó la decisión de emigrar del país a las tierras del su padre: “Es portugués, tenemos parientes allá y estuvimos este año”, reveló, sin pasar por alto que el incidente dejó a todos en shock y, en particular a su hija, que “no quiere quedarse a dormir acá”.
No es el primer robo que sufren en esa vivienda a la que se mudaron hace una década, sólo que hace tres años “se nos metieron cuando no estábamos”. Cuentan en el barrio que la inseguridad hizo pie en los dos últimos meses. Y Adriana (55), que vive enfrente de la casa de Patricia, puede dar fe de eso.
“El domingo 13 de octubre, a las 22.40, mi marido y yo escuchamos cuatro patadas muy fuertes contra la puerta de calle. Empecé a gritar, encendí todas las luces y llamé al 911”, tras lo cual “vino la Policía, pero ya se habían ido. Un vecino nos dijo que eran dos jóvenes”, apuntó. Y cerró: “Desde esa noche no puedo dormir”.
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