Manifestantes atacaron la Embajada Argentina en Chile en medio de los disturbios

El embajador José Octavio Bordón y su esposa tuvieron que se evacuados esta noche

En el marco de una jornada con un paro general e intensas protestas en varias ciudades de Chile, en la cuarta semana de una ola de movilizaciones, manifestantes atacaron esta noche la Embajada Argentina en aquel país.

El embajador José Octavio Bordón contó mientras se sucedían los hechos: "Estamos dentro. Incendiaron un restaurante a 50 metros. Ingresaron al terreno entre el museo y la residencia. Llevan media hora tratando de entrar y apedreando".

En diálogo con Clarín el funcionario contó que esta noche un grupo de personas intentó ingresar al lugar, pero se encontraba custodiado por la policía local. "Acá estamos resistiendo. La prioridad ahora es pregonar por la seguridad de todos los que estamos acá", indicó.

Minutos después de las 21 horas, tanto, se conoció que el embajador y su esposa, además de los empleados de la sede diplomática, tuvieron que ser evacuados. En detalle, fueron escoltados por un grupo de carabineros para evitar el ataque de los manifestantes.

Este es el segundo ataque que sufre la representación diplomática argentina en medio de las protestas.

El viernes último desconocidos ingresaron al patio, pero rápidamente salieron, cruzaron la avenida y quemaron una residencia de enfrente, que fue sede del Comité Olímpico de Chile y actualmente albergaba a la universidad privada Pedro de Valdivia.

Barricadas, multitudinarias manifestaciones, incendios, saqueos y violentos enfrentamientos en varias ciudades marcaron una jornada de paro general convocado este martes en Chile por un centenar de organizaciones sociales para presionar al gobierno de Sebastián Piñera a que profundice en las reformas sociales.

En la jornada, el peso chileno se desplomó 3,1% y alcanzó su valor mínimo histórico, de 783,82 unidades, mientras que la Bolsa de Comercio de Santiago cayó 1,57% en medio de los temores sobre los efectos en la economía de la extensión de la crisis social.

A primera hora, las barricadas incendiadas impidieron el paso de vehículos en algunos accesos a Santiago. Luego una gran marcha pacífica convocó a 80.000 personas -de acuerdo a cálculos del gobierno- por la céntrica avenida Alameda, pero por la tarde volvieron a estallar violentos incidentes en los alrededores de la Plaza Italia y el centro de Santiago.

Saqueos a tiendas y violentos choques con la policía se generaron también en varios otros puntos del centro de Santiago, especialmente fuertes en los alrededores de la casa de gobierno.

Un iglesia del turístico barrio Lastarria -patrimonio de la cuidad- resultó también incendiada.

En la ciudad de Concepción (sur), manifestantes incendiaron la sede de la gobernación regional y se enfrentaron con la policía, mientras varias tiendas fueron saqueadas en el balneario de Viña del Mar y el turístico puerto de Valparaíso, en el centro del país, donde también se registraron violentos enfrentamientos con la policía. En la vecina localidad de San Antonio, fue atacado una recinto militar.

Chile, considerado hasta hace poco un país "modelo" en una región acostumbrada a la inestabilidad política y económica, vive una revuelta social sin precedentes desde el 18 de octubre, cuando un alza en el boleto del subte detonó un violento descontento que se amplió a llamados a un profundo cambio del sistema.

Los disturbios se siguieron de las protestas más multitudinarias en Chile desde el fin de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) y del mayor desafío para Piñera desde el comienzo de su segundo mandato, hace más de un año y medio,

Al comienzo de la crisis, Piñera anunció un paquete de leves mejoras sociales a las pensiones básicas, cuyo monto es de 146 dólares mensuales, propuso rebajar los sueldos de los legisladores y aumentar los impuestos a quienes ganan más de 11.000 dólares al mes.

Como no logró atenuar las protestas, el mandatario dio un giro al anunciar el inicio de un proceso para cambiar la Constitución sancionada durante la dictadura.

Sin embargo, no aceptó que esto se haga a través de una Asamblea Constituyente - como piden los manifestantes y que contemplaría una participación más amplia de la ciudadanía- sino a partir de un Congreso Constituyente, cuyos detalles y composición aún no se definen.

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