Manu conmovió a todos en el homenaje a Parker

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Sólo faltaba retirar la camiseta del tercer integrante de uno de los mejores “Big Three” de la historia de la NBA. Con la “21” de Tim Duncan colgando del AT&T Center desde 2016 y la “20” de Manu haciendo lo propio desde marzo del año pasado, le llegó el turno al francés, Tony Parker, y a su inolvidable “9”.

En la jornada de lunes, y aprovechando el cruce en condición de local ante Memphis Grizzles, la entidad texana despidió de manera definitiva al último bastión de un trío (sin contar al mítico Gregg Popovich), que le permitió a San Antonio ganar cuatro campeonatos de la NBA y convertirse en una franquicia competitiva y modelo, de las mejores del 2000 hasta la actualidad. Allí, y tal como sucediera en el homenaje al bahiense, uno a uno los distintos protagonistas fueron tomando el micrófono para referirse a un jugador que dio muchísimo más de lo que se esperaba, lo mismo que Ginóbili.

Con las presencias estelares de ex compañeros como Boris Diaw, Bruce Bowen y los mencionados Duncan, “Manu” y “Pop”, los discursos y las palabras para hablar del francés y del impacto en la institución no se hicieron esperar. Acompañado por su familia, los distintos videos, con jugadas combinadas de un San Antonio que hizo escuela del “pase extra”, fueron el hilo conductor de una jornada que tuvo varios picos de emoción, pero que encontró en el propio Parker, en Manu y en el sensibilizado Popovich, los puntos más altos.

LAS PALABRAS DE MANU

“Quiero hablar sobre algo que pasó hace como 100 años, en mi temporada de rookie. Allá, lejos y hace tiempo, incluso tenía un compañero que no pensaba que yo pudiera hacer siquiera algo (mirada a Duncan). Hace mucho tiempo tenía un entrenador que pensaba que yo estaba loco, que era una causa perdida; ni siquiera recuerdo el nombre de ese entrenador (risas). Tenía un base que sí creía en mí. Desde el primer día, su optimismo y confianza me sacaron adelante. Me decía: ‘Vas a mejorar, vamos a ser una buena dupla, vas a ser el mejor jugador FIBA, uno de los mejores escoltas de la NBA’. Yo tenía 25 años, Tony tenía apenas 20, pero el experimentado era él. Me apoyé mucho en él. Necesitaba un aliado. Y tener a un base como aliado es una buena decisión. Pasamos por mucho. Tuvimos triunfos fantásticos, vivimos grandes momentos. Tuvimos sesiones de video muy ásperas: la tuviste difícil; yo también, pero no tanto como vos. Siempre agradezco que, uno detrás del otro, nos mantuvimos juntos, fuertes. Compartir la cancha 15 años con vos, de la manera en que lo hicimos, fue grandioso. Más de 1.000 partidos, muchos triunfos y varias derrotas, cientos de conversaciones después de cenar, en el fondo del micro, y ni siquiera tuvimos una sola discusión. Estaba tratando de recordar si tuvimos alguna; ni una. Como dije hace ocho meses, cuando estuve en este lugar: ha sido un verdadero placer, amigo. Gracias por todo”.

 

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