Muñecos de fin de año, una tradición que no debe ser un riesgo

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La cercanía de las fiestas y el inicio dispuesto de la inscripción para registrar los muñecos de fin de año, en un tipo de festejo que, como se sabe, por el ingenioso armado artesanal, forma parte de las costumbres populares de La Plata, obligan como primera medida a fortalecer los pasos preventivos que deben darse para evitar las consecuencias, muchas veces dolorosas, que pueden derivarse del manejo de los fuegos artificiales.

Convertido en una inconfundible tradición platense, el ritual de la quema de muñecos para despedir el año empieza, de este modo, a vivirse en la Ciudad. A falta de más de un mes para que las enormes estructuras que levantan en cada barrio ardan con el año nuevo, la Municipalidad de La Plata abrió el registro para los muñecos, que este año tampoco podrán llevar pirotecnia en su interior.

En la edición de ayer se informó en detalle sobre los requisitos que deben cumplirse, tales como fechas y plazos de inscripción, condiciones que deben reunir los responsables del montaje de y alturas máximas que pueden tener las figuras. De todos modos, el más trascendente de todos es el que determina que no se podrán colocar en el interior de las estructuras elementos pirotécnicos y/o explosivos, con el fin de brindar garantías de seguridad a los asistentes y no generar malestar ni daños auditivos a las personas y a los animales.

También desde la Comuna se recomendó la instalación de momos sobre ramblas de avenidas y al mismo tiempo, y se recordó que no podrán ubicarse debajo del cableado o arbolado público, ni a menos de 250 metros de cualquier boca de expendio de combustible líquido o gaseoso y/o en calles muy transitadas por el transporte público. Además, los responsables de la instalación deberán ocuparse de la posterior limpieza del lugar donde fue emplazado.

Más allá del atinado informe municipal, concretado con suficiente antelación, al igual que en años anteriores cabe formular, sin embargo, una observación, en el sentido de que nada se dice de la negativa costumbre que siguen muchos grupos juveniles consistente en cortar de cordón a cordón las calles con sogas o cadenas, con el propósito de que los automovilistas se detengan y colaboren con las colectas que realizan para construir los muñecos. Sería aconsejable que se persuada a esos jóvenes para que no recurran a un método que, más allá de constituirse en molesto para los conductores, comporta también un peligro para quienes lo suelen aplicar en estas jornadas.

Está claro, no obstante, que en el curso de los años se ha venido experimentando una sensible mejoría y es de esperar que ella obedezca a una mayor concientización en la población sobre el uso de la pirotecnia. El panorama, en suma, sigue aconsejando que las campañas de concientización de los peligros que encierra el manejo de la pirotecnia -especialmente para los menores de edad- deban ser intensificadas y sistematizadas.

La quema de muñecos se ha convertido, sin duda, en una tradición popular de La Plata y, por consiguiente, merece que la rodee de todas las garantías del caso. De allí que se vuelva necesario, a través de esa difusión, ir generando una creciente toma de conciencia preventiva del tema en la sociedad, hasta lograr que se asuma, en forma generalizada, que en el uso de estos productos debe prevalecer la prudencia. Las campañas deberán apuntar a que la sociedad asuma la importancia de festejar sin excesos, con sumo cuidado en la utilización de la pirotecnia.

Al mismo tiempo, el Estado debiera restringir y controlar detalladamente la elaboración de estos productos, prohibir los que reúnan capacidad destructiva y establecer, a su vez, rigurosos controles sobre su venta, canalizada muchas veces a través de puestos informales.

 

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