Gimnasia empezó bien, pero terminó desdibujado y sin ideas

La dupla Fernández-Retegui aportó la cuota de fútbol que no tuvo el clásico. El Pincha fue un equipo ordenado defensivamente

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Por WALTER EPÍSCOPO

wepiscopo@eldia.com

Una vez más, Gimnasia cayó en su propia trampa. Solo contra Lanús en el debut pudo empatarlo y sumar, pero después, siempre que le convirtieron, terminó perdiendo los partidos. Como si se le quemaran los papeles, todo lo planeado en la previa. Arranca jugando con ímpetu, pero una vez que le convierten, es como que siente el golpe y ya jamás se recupera.

Lógicamente tras la tremenda goleada que le propinó a Newell´s en Rosario por 4 a 0, Diego Maradona quiso tocar lo justo y necesario, y esto fue el ingreso del pibe Matías Miranda por el lesionado Maximiliano Comba en la mitad de la cancha, ya que justamente el juvenil entró por el cordobés (y lo hizo muy bien) ante la Lepra.

Teniendo en cuenta los nervios, la presión y todo lo que rodea a un clásico, y lo flojo de los 45 minutos iniciales, el Lobo no hizo mal las cosas. Tuvo algunos problemas en el sector izquierdo de la defensa por donde la visita generó alguna chance. Por derecha, Maxi Caire fue duro en la marca y buscó proyectarse constántemente.

Los únicos dos que la pasaban “redonda” eran los más pibes, José Paradela y Matías Miranda, el resto estuvo impreciso. El paraguayo Ayala demasiado atrás, y por los costados, Tijanovich por derecha y García por izquierda, en cuentagotas generaron peligro.

Cuando la pelota pasó por Paradela y Miranda, fueron los mejores momentos del equipo Tripero

 

Confite Miranda fue quien rompía esa línea de cuatro ofensiva y como un enganche se acercaba al Tanque Contín, quien estuvo errático, muy impreciso y jamás pudo despegarse de sus marcadores.

Pero cuando el circuito albiazul Paradela-García-Miranda lograba conectar, eran los mejores momentos del Lobo. Pero siempre, de manera muy intermitente se dieron esos encuentros.

Igualmente, el equipo de Maradona llevaba bien el partido y se lo veía con chances de abrir el marcador, dentro de un partido friccionado, con el libreto que desarrollaba a rajatabla.

NO APROVECHÓ SUS CHANCES, EL RIVAL SÍ, Y SE CAYÓ SU PLAN

En el complemento salió decidido a seguir con su idea. El cuerpo técnico le dió minutos en el complemento para ver si los once iniciales podían resolver algo antes de hacer cambios.

Pero el gol visitante a los 11 minutos fue un golpe tremendo del cual jamás pudo recuperarse el Lobo. Solo 2 minutos antes, Contín se había perdido un gol solo delante del arco.

La pelota empezó a “quemar” y el cansancio por el esfuerzo realizado se apoderó de algunos jugadores. El venezolano Vargas entró bien (salió Miranda cansado) y generó peligro por derecha pero no siempre conectó con sus conpañeros. Paradela siguió intentando con su gambeta, pero cada vez más sólo, muy rodeado y con más de la mitad del partido jugado.

Los minutos se consumían y Estudiantes con oficio supo jugar esos minutos finales. A Gimnasia con el resultado adverso, lo empezó a ganar la desesperación.

El técnico sacó a un agotado Tijanovich a los 33 minutos y puso a Claudio Spinelli. Una vez más el rubio delantero entró mál. Nunca conectó. Nunca entendió lo que se estaba jugando. Se paró por la derecha del ataque, pero fue más de lo que siempre muestra: Apatía.

Gimnasia terminó impotente, sin una idea de juego. Que Guanini termine de “9” es la muestra

 

 

Para ese entonces la defensa jugaba con Caire, Guanini y Guiffrey; el Bochi Licht ya era un volante más y Caco García se paraba como puntero izquierdo.

Paradela decididamente fue un enganche que trató de abastecer a Contín, que para ese entonces, no tenía la misma energía para luchar.

El esquema se terminó por desdibujar a los 43 minutos con la última variante. Salió Licht y entró Coronel. Entonces la defensa terminó con Caire, Coronel y Guiffrey; en el medio, Vargas por derecha, Ayala y García por izquierda, con Paradela de enganche.

Arriba, Spinelli por derecha y dentro del área albirroja además de Contín, se ubicó Guanini. Sí, Guanini!!! El cuerpo técnico en la desesperación por empatar mandó al zaguero aprovechando su altura para tratar de llenar de centros al área y si cabeceaba alguna.

Sin dudas, un claro ejemplo de la falta de variantes. Tal vez, el paraguayo Velázquez (que no estuvo en el banco) hubiese aportado otra cosa si se buscaba jugar por arriba, antes que mandar a Guanini “a la carga, Barracas”.

Así, con más ganas que ideas, Gimnasia terminó jugando el clásico. Estudiantes se cerró bien atrás y parecía que era prácticamente imposible que el Lobo lo empatara.

Lejos de entrar en merecimientos, dentro de un partido de trámite parejo, Estudiantes aprovechó la chance que tuvo y Gimnasia no.

Los clásicos son cerrados y el que pega primero, suele terminar festejando.

 

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