Un barrio que se organizó tras una seguidilla de robos

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Hace apenas tres meses, los vecinos de la zona de 28 entre 56 y 57 se juntaron con autoridades policiales en una improvisada asamblea que hicieron en una vereda, para plantearles su preocupación por una andanada de robos concentrados en un radio de tres cuadras a la redonda.

Contabilizaron entonces seis hechos, entre escruches, entraderas y arrebatos callejeros.

La organización vecinal para ponerle freno al problema empezó con una suerte de movilización “interna” con grupos de WhatsApp. Cuando la situación empezó a escalar, lo

que había sido un tímido acercamiento se transformó con rapidez en una comunión entre frentistas. En cuestión de horas se decidió convocar a todos los afectados, colocar la alarma vecinal y mantener encuentros casi diarios.

“El paso siguiente fue invitar a una reunión entre” todos los moradores de la cuadra “y las

autoridades policiales de la Comisaría Quinta”, explicó en aquel momento Bárbara, una de las 13 personas que participaron del encuentro.

Según le relataron a este medio, se trata de un barrio “tranquilo”, en el que no están

“acostumbrados a tener tantos casos de inseguridad, menos tan seguidos unos de otros”. Los vecinos resaltaron entonces la disposición del personal de la comisaría Quinta que se acercó para escucharlos y conocer su preocupación.

Después de ese encuentro, que calificaron de “muy productivo”, la situación “se calmó y reforzaron los patrullajes, sobre todo después de las 6 de la tarde”, dijo ayer a este diario un vecino de la cuadra, que se mostró sorprendido por los últimos dos casos.

 

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