Ocurrencias: final de ciclo con clima navideño

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Por: Alejandro Castañeda
 

afcastab@gmail.com

Fue un buen final. El buen tono de Luján se prolongó en el Congreso. La euforia victoriosa y el triste adiós se alternaron en medio de un traspaso respetuoso, sin histeria ni excesos ni revueltas. La imagen del presidente Fernández, llevando la silla de ruedas de la vice saliente, anticipó el contenido de su mensaje: hay que empujar todos juntos, no queda otra. Una alegoría superadora para un país que necesita salir del pozo de la crisis y el desencuentro. Fernández ¿sin querer? marcó allí claras diferencias de forma y fondo con su vice, que sobreactuó, como otras veces, su papel de señora enojada y despreciativa. Buen comienzo de ciclo ante una realidad que gira en un círculo vicioso. Como los postergados de ayer pueden ser los salvadores de hoy, el país vive la eterna remake de una serie que empieza con esperanzas y se va deshojando. Están los que se fueron y los que llegan. Unos necesitan que la gente olvide lo que no hicieron. Y los otros, que la gente olvide lo que hicieron. Somos recordadores porque las cosas retornan cíclicamente con llamativa puntualidad. Siempre tropezamos con la misma piedra porque no sabemos limpiar el camino. El país no crece; compara, sueña y espera.

Al llevar la silla de ruedas de Michetti, Alberto anticipó su mensaje: hay que empujar todos juntos.

Mandó a Fabiola a entretener al Papa mientras el ministro Ginés ponía en marcha el protocolo abortista

Fue la primera semana corta del nuevo gobierno. Hubo anuncios y juramentos. Mucha Biblia y promesas. Varios retornos. Y habrá más. Como las visitas presidenciales no fueron tantas, lograron sobre la hora que Evo Morales llegara a préstamo en el entretiempo. El presidente Fernández no quiere caras largas y no descuida nada. Mandó a su Fabiola al Vaticano para que tratara de entretener al Papa mientras el ministro González García ponía en marcha el protocolo abortista que había abortado Macri. El fútbol se asoció a la fiesta y su querido Argentinos Juniors trepó a la punta cuando el presidente abrazaba la Biblia en la primera fecha del difícil campeonato que tiene por delante. Los mercados lo recibieron con calma y Macri bailaba con sus seguidores. ¿Festejaba la inflación? La justicia está haciendo un curso intensivo de olvido para empezar una etapa nueva. El listado de inocentes y culpables se está reacomodando. Y aparecen más gomas de borrar que cuadernos. Los muchachos de los calabozos piden que Papa Noel les deje unas tobilleras en el arbolito. Y cantan La Marcha, no villancicos. Y hubo novedades en nuestra Ciudad. El nuevo capo de un IOMA que está en terapia, se presentó como “antes que nada, militante”. ¿Habrá que afiliarse para usar los bonos? Y Kicillof se animó a pasar una noche en la residencia de la Casa de Gobierno. Todo un desafío. Hacía tiempo que no había olor a gobernador en esos aposentos. Las mucamas tuvieron que recordar cómo era tender la cama porque María Eugenia no quería ni hacer la siesta allí. Axel llegó, revisó los cajones y empezó a registrar faltantes. Dijo que no había agua, ni fría ni caliente, apuntando contra el descuido de la ex y el servicio de Aguas Bonaerenses. A los gobernadores no les gusta hacer noche aquí. Como les han dicho que si aterrizan en La Plata jamás podrán llegar a la Casa Rosada, prefieren atender en Buenos Aires y no tentar al maleficio. ¿Será tan incómoda la residencia para que María Eugenia haya preferido un cuartel? Por las dudas el servicio de mantenimiento empezó a recontar cortinados y toallones. Ese barrio se ha puesto muy animado y la idea de Axel, de acabar con las garitas y animarse a dormir en la suite de la calle 5, seguramente le añadirá glamour a una zona paseandera y vendedora. Mientras el Gobernador pedía agua, el Presidente se quejaba porque en el despacho presidencial no funcionaba el aire acondicionado. Son señales que hay que saber ponderar. A diferencia de Macri, que al parecer se olvidó de hacer un inventario detallado cuando asumió, los recién jurados se curan en salud y empezaron a curiosear canillas y enchufes antes de avanzar hacia las cajas fuertes. El balance inicial es sugestivo: Axel quería insinuar que no podía saber mucho de la Provincia alguien que atendía siempre en Buenos Aires y no quería ni usar el agua de aquí. Y Alberto preguntaba: ¿Cómo Macri iba a poner en marcha el país si no sabía ni hacer funcionar un electrodoméstico?

 

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