Advierten sobre los riesgos de una nueva ola de calor

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A pocas semanas de la anterior, una nueva ola de calor que se extendería hasta el jueves próximo con temperaturas que podrían oscilar entre los 37 y 39 grados, obliga a la población de nuestra zona a tener presente las recomendaciones médicas para no sufrir los efectos propios de un nuevo estallido del verano.

Tal como se indicó, en las últimas horas volvió a subir el mercurio en el termómetro y se instaló una nueva ola de calor. Ya el fin de semana pasado el clima dio algunas muestras de poner el ambiente pesado y anteayer, definitivamente, con una temperatura que llegó a los 32 grados, la atmósfera se tornó agobiante

Como se sabe, desde 2009 el Servicio Meteorológico Nacional emite alertas como indicadores de las precauciones que tiene que tomar la gente ante temperaturas extremas. Se dividen en verde (el más leve), amarillo, naranja y rojo, y el segundo de la escala, como el que rige en estas horas, implica que la ola de calor puede ser peligrosa, especialmente para los bebés y niños pequeños, las personas mayores de 65 años o aquellas con enfermedades crónicas. Al llegar a este nivel de alerta los distintos organismos estatales recomiendan seguir determinadas prácticas preventivas.

Así, se recomienda tomar mucha agua durante el día; consumir alimentos frescos como frutas y verduras; y evitar las bebidas alcohólicas muy dulces y las infusiones calientes. En tanto, se instó a los vecinos a una especial atención en adultos mayores, niños y personas con enfermedades crónicas.

Para los más chicos, los especialistas sugieren la hidratación en forma continua, especialmente con jugos naturales y en el caso de los lactantes, ofrecer el pecho de manera más frecuente y mantenerlos en lugares frescos y ventilados. Otras opciones para niños y recién nacidos es bañarlos y mojarlos con frecuencia; vestirlos con ropa holgada y liviana; evitar exponerlos al sol, en especial en horas del mediodía y nunca permanecer con ellos dentro de un vehículo estacionado o cerrado.

Por su parte, desde organismos sanitarios nacionales y provinciales se reseñó que la ola de calor puede afectar también a todas las personas saludables y no sólo a los grupos de riesgo. Como se sabe, el golpe de calor es la primera y más grave consecuencia de la prolongación de las altas temperaturas, aunque, desde luego, puede resultar más severo cuando los afectados son bebés, niños, ancianos y personas con enfermedades crónicas.

También es evidente que en muchos casos, por ejemplo, las simples exposiciones solares, además de impulsar mecanismos de prevención –olvidados o pocas veces puestos en práctica- y de eventual tratamiento, el Estado debería ocuparse de modificar estructuralmente el hábitat muchas veces inhumano, en el que viven miles de niños y ancianos obligados por las circunstancias.

Se habla en estos casos de familias numerosas, integradas muchas veces por habitantes que carecen de las mínimas posibilidades para acceder a condiciones de vida más dignas, en situaciones que no colaboran precisamente para que puedan adoptar recaudos preventivos mínimos. Es allí donde también los organismos del Estado deben concentrar hoy la mayor atención.

 

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