“En los cuarteles venezolanos no hay comida”
Edición Impresa | 26 de Febrero de 2019 | 01:43

PACARAIMA, Brasil
El sargento Carlos Eduardo Zapata transformó la orden de impedir el ingreso de la ayuda humanitaria a Venezuela desde Brasil en una oportunidad para desertar, hastiado de una vida en la que falta de todo, dentro y fuera del cuartel.
“En los comandos (cuarteles) militares, no hay comida. No tienen colchones, nosotros los sargentos de la Guardia Nacional estamos durmiendo en el suelo”, dijo el ahora ex soldado de las fuerzas del gobierno de Nicolás Maduro.
“Estamos cubriendo nuestras necesidades con nuestros sueldos, comprando uniformes y las botas. No tenemos para comprarle un kilo de leche a nuestros hijos, los hijos están flacos”, agregó.
Zapata abandonó el domingo el destacamento fronterizo en el que estaba destinado, se deshizo de su uniforme y, tras caminar varias horas por senderos de la sabana venezolana bajo un sol inclemente, ingresó a Pacaraima, en suelo brasileño, para pedir refugio.
No fue una decisión fácil ni repentina. La venía meditando hacía tiempo, desde que empezó el dramático declive de la vida en Venezuela. “Tienen que entender que nosotros tenemos temor y miedo por nuestros familiares por lo que pudiera pasar”, afirmó a periodistas.
La muerte hace unos días de un sobrino suyo “en el hospital, porque no había medicamentos” fue la gota que colmó el vaso. Y entonces decidió salir. Según él, la demoledora combinación de hiperinflación y escasez ha hecho mella también en los estamentos más bajos de las fuerzas armadas.
Zapata es uno de los seis sargentos que dejaron Venezuela rumbo a Brasil. Uno de ellos estaba en condiciones de desnutrición, según informaron las autoridades brasileñas. Además de los sargentos, un policía municipal, César Marcano, también llegó ayer por las trochas (senderos usados de forma irregular) a Pacaraima, junto a su esposa y tres hijos. Marcano, de 22 años, y su familia recorrieron en auto 940 km y los últimos 20 km para llegar a Pacaraima los hicieron a pie, por el cierre de la frontera. La joven pareja demoró cinco horas en recorrer el trayecto, con dos bebés en brazos. “Ganaba 18.000 bolívares y gastaba 10.000 en un paquete de pañales”, contó Marcano.
Aparte de las deserciones a Brasil, ya hay más de 160 militares venezolanos que desertaron a Colombia, solos o con sus familias. (AFP)
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