Es vital advertir sobre el peligro de los residuos plásticos
Edición Impresa | 7 de Febrero de 2019 | 02:46

Una vez más un grupo de ambientalistas -en este caso voluntarios de Greenpeace- llevaron a cabo en las playas de Mar del Plata una limpieza de envases plásticos, en lo que resultó ser una campaña destinada a concientizar a la población sobre los efectos nocivos que estos residuos causan en los océanos y en la vida marina. La Argentina es uno de los países que más basura plástica arroja al océano, estimándose que por día se tiran a las aguas unos 12 millones de botellas de plástico.
Como se sabe, en las playas de Punta Lara y en muchas ocasiones han sido contingentes de escolares los que realizaron una tarea similar, en situaciones que ponen al descubierto los escasos niveles de reciclado del plástico en nuestro país que, según se estima, no supera al 30 por ciento de la producción. Está claro que la población y las propias autoridades disponen de un bajo conocimiento, acerca de los efectos negativos que origina la presencia de estos residuos sobre la vida del planeta.
Se conoce que el plástico es un producto que contiene sustancias de origen petroquímico. Fue inventado en 1907 en los Estados Unidos y se ha caracterizado por tener un costo bajo de fabricación, lo que explica su proliferación y, subordinada a ella, su preocupante incidencia sobre la vida natural.
Los datos estadísticos no pueden ser más inquietantes y reveladores de la magnitud del problema. Las bolsas de plástico –que pese a encontrarse prohibidas siguen vigentes- se fabrican con un polietileno que deriva del gas natural y del petróleo. Se estima que se fabrican 500 billones a un trillón de bolsas de plástico por año en el en el planeta. En el mundo se arrojan a la basura unos 280 millones de toneladas de plástico al año. Su uso en la actualidad implica más de cuatro mil bolsas y envases de botella por persona adulta por año y todo ello ha convertido a los océanos, como señalan los expertos, en un gran bote de basura.
La característica más desventajosa del plástico reside en su lenta composición, estimándose que cada envase tardará, al menos, unos 500 años en desintegrarse. Ello lo convierte en un desecho que agrede en forma directa al medio ambiente, ya que el material no es biodegradable y ni la tierra ni las aguas lo pueden neutralizar.
Recientes informaciones dieron cuenta de una suerte de gigantesca “isla” de desechos plásticos flotando a la deriva en el océano Pacífico como producto de la incapacidad del planeta para gestionar los residuos que genera. Un estudio realizado a lo largo de tres años y publicado ahora por The Ocean Cleanup dio la nota: la isla de plásticos del Pacífico se expande a lo largo de un millón y medio de kilómetros cuadrados, superficie equivalente a la de Mongolia.
Se ha puesto de relieve, ante cada operativo de limpieza en nuestras playas, la importancia que tiene que la población cobre conciencia acerca de los valores que se encuentran en juego y de las acciones que deben impulsarse para revertir este fenómeno. Es claro que la primera responsabilidad le incumbe a las autoridades de cada país, que deben poner en vigencia estrictos programas reguladores de la producción, consumo y reciclado de plásticos. Se trata, sin dudas, de una tarea de largo alcance que le incumbe a todas las naciones y que debiera empezar de inmediato.
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