Menores usados como “escudos” por delincuentes adultos

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El raíd delictivo protagonizado por tres menores de edad en Tolosa y Ringuelet, en el que concretaron 12 asaltos a mano armada en 40 días, en una actividad que habrían protagonizado bajo la “dirección” de un hombre mayor que se encuentra sometido a prisión domiciliaria en la misma zona, contiene elementos suficientes y significativos para que las autoridades extraigan conclusiones que puedan resultar válidas para neutralizar este tipo de vandalismo y de delitos.

No corresponde en este caso - en que la causa se halla bajo primeras investigaciones de la Justicia- adentrarse en detalles relacionados a otras supuestas motivaciones que habrían incidido en el adulto que lideraría esa banda, relacionadas a una presunta intencionalidad consistente en enviar un “mensaje” mafioso destinado a dejar en claro que, pese a su situación, no iba a ceder posiciones en el escenario delictivo.

Lo que interesa analizar es que tres chicos de 13, 15 y 16 años –a los que se sumarían otros tres todavía no identificados- vinieron protagonizando asaltos a mano armada contra vecinos, reiterándose así la peligrosa combinación existente entre los menores y el delito, puesta de manifiesto hace ya varias décadas por magistrados del fuero específico y por especialistas en el tema de la minoridad. Una combinación que, como se sabe, admite la presencia de adultos organizadores de esas pandillas. En agosto del año pasado, en la misma zona, fue descabezado un grupo de adolescentes vinculados a robos de autos y casas que, según la pesquisa, conducía un efectivo policial del comando de patrullas.

Bien se conoce que, una vez más se encuentra reabierto en nuestro país el debate por la imputabilidad de los menores, a partir de proyectos que apuntan a bajar la edad mínima de responsabilidad penal.

Sin duda que el tema reviste una enorme complejidad, aún cuando en los últimos años ha existido una fundamentada coincidencia entre juristas, legisladores y magistrados que, al abordar el problema de la responsabilidad penal de los menores, muchos de ellos, por no decir todos, subrayaron la circunstancia de que muchas veces se utiliza a menores como instrumentos, aprovechando su inexperiencia, pero “incentivados” por un régimen legal que les otorga amplios grados de inimputabilidad.

La situación no es novedosa. Hace más de tres décadas las crónicas policiales de este diario reflejaban la preocupación de los taxistas platenses, a raíz de que eran asaltados por menores de edad, en una situación inusual hasta novedosa entonces que, por sus implicancias, originaba tanta sorpresa como alarma. Sin embargo, como se ha dicho, esa nueva tendencia delictiva se vino acentuando y hoy los robos a mano armada y aún delitos más graves cometidos por menores dejaron de sorprender.

Sea como sea –y al margen de cómo se resuelva finalmente el tema de la imputabilidad- nuestra sociedad no puede permitirse que muchos chicos, algunos de ellos de muy corta edad, estén dedicados a delinquir. Se ha tolerado en estos últimos años que muchos delincuentes mayores “trabajen” con ellos, para contar con una suerte de escudo protector. Los chicos roban, son capturados y minutos después se encuentran en la calle. Mientras se analiza esta cuestión, lo mínimo que debe aguardarse que se neutralice a las organizaciones adultas que reclutan a menores para que delincan en nombre de ellas.

 

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