Cuestionan el estudio de ADN que reveló la verdadera identidad de Jack el Destripador

Mientras el asombro continúa en todo el mundo por la investigación de un grupo de científicos que asegura haber descubierto la verdadera identidad de Jack el Destripador, en las últimas horas otro grupo de especialistas salió a cuestionar el trabajo realizado. Hace tan sólo unas horas el mundo se enteró que un barbero polaco, llamado Aaron Kosminski, fue el responsable de la ola de asesinatos que sacudió a Inglaterra la época victoriana. 

A esta conclusión llegó una grupo de científicos tras el análisis de ADN que hizo a una serie de manchas encontradas en un chal de seda que pudo haber pertenecido a una de las víctimas de Jack el Destripador. Dichas conclusiones fueron publicadas en un artículo en el Journal of Forensic Sciences la semana pasada. Desde ese entonces, la publicación no ha parado de recibir cuestionamientos. 

Tanto los amantes del crimen que han seguido la saga del Destripador durante años, como genetistas de renombre se han pronunciado en Twitter y en la revista Science para señalar, como escribe Kristina Killgrove en Forbes, que "la investigación no es nueva ni científicamente precisa".

En un libro que salió en el año 2001, el perito criminal del FBI, John Douglas desestimó que Kosminski, quien sufría de esquizofrenia paranoica, hubiera sido el Destripador. El especialista se basa en el argumento de que si el barbero hubiese sido el autor se habría jactado de los asesinatos durante su encarcelamiento, y no hay pruebas de que lo haya hecho.

Los especialistas que cuestionan el estudio coinciden en que “uno de los problemas es la falta de pruebas concluyentes de que el chal de seda en cuestión en realidad perteneciera a Eddowes, o, si lo hiciera, que lo llevaba puesto cuando fue asesinada. Los autores afirman que está "supuestamente vinculado" a Eddowes, pero que la procedencia es cuestionable. Además, los autores simplemente "plantean la hipótesis" de que las manchas están relacionadas con salpicaduras de sangre de la víctima y semen del asesino.

Otro cuestionamiento se centra en que el chal de seda ha sido manejado extensivamente a lo largo de los años por muchas personas que, a juicio de los investigadores, no tomaron las más mínimas precauciones para evitar la contaminación de la prueba. 

El 31 de agosto de 1888, la policía descubrió el cuerpo de Mary Ann Nichols en Bucks Row, en el distrito londinense de Whitechapel. Su garganta había sido cortada y su abdomen desgarrado. Durante los siguientes meses, un asesino en serie que llegó a ser conocido como Jack el Destripador usaría el mismo método para matar a cuatro mujeres: Annie Chapman, Elizabeth Stride, Catherine Eddowes y Mary Jane Kelly.
 

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