Batalla contra los piojos

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Comienzan las clases y el fantasma de los piojos se instala en todos los hogares con chicos. Si bien son un problema a resolver, los piojos no son motivo para avergonzarse, ni tienen nada que ver con la falta de higiene: pueden reproducirse en cabezas bien limpias y hasta hay quienes dicen que prefieren el cabello recién lavado.

Desde cierto punto de vista, es incluso señal de sociabilidad, ya que para contraer piojos hay que haber compartido juegos con muchos niños. La realidad es que nadie es especialmente susceptible a sufrirlos y tampoco nadie es inmune. Tienen piojos tanto niños como niñas, dado que ellos tienen un contacto más intenso y largo con los demás al jugar.

Ahora, una vez que aparecen los piojos hay que combatirlos, ya que solos no desaparecen. Hay dos formas de sacar a estos animalitos de l as cabezas de nuestro hijos: una es con productos que actúan sobre su sistema nervioso, otra es con sustancias que tapan sus vías respiratorias. Los primeros existen a base de plantas y químicos, los últimos en forma de aceites siliconados. El médico o el farmacéutico pueden recomendar qué producto es el más adecuado para cada niño.

Muchas veces se recomiendan los aceites porque tienen una acción física y no generan resistencia. Por otra parte, no conviene emplear remedios caseros como mayonesa, vinagre o el secador de pelo, dado que con estos “métodos” se puede dañar el cuero cabelludo.

Una vez que se decidió por un producto, hay que emplearlo siguiendo estrictamente las instrucciones del envase. Un error frecuente es usar el producto con el pelo mojado. Esto hace que se diluya. Por eso, siempre es mejor aplicarlo sobre el cabello seco. Cubrir la cabeza del niño con una toalla tampoco sirve de mucho porque la tela termina absorbiendo parte del producto, reduciendo su efecto.

Tras la aplicación hay que enjuagar el pelo y peinarlo mechón por mechón con un peine fino. Aunque se hayan eliminado los piojos, la tarea aún no está finalizada. Durante dos semanas, cada cuatro días, hay que pasar el peine fino. Al noveno o décimo día, además, hay que volver a repetir el tratamiento, ya que la primera vez se ataca a los piojos pero no a las larvas que ya colocaron.

Si los padres encuentran piojos en la cabeza de su hijo, deben avisar de inmediato al jardín o a la escuela. Por su parte, cuando los maestros descubren piojos, deben avisar cuanto antes a los padres, de modo que estos puedan combatirlos de inmediato.

 

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