El viejo “manual” futbolero, y aquello de armar el equipo de atrás para adelante

Edición Impresa

Por WALTER EPÍSCOPO

wepiscopo@eldia.com

Seguramente que hubo bronca cuando el hincha del Lobo, acompañado de alguna puteada, terminó de escuchar la Súper Transmi de La Redonda o apagó la tele (aquel que tuvo la posibilidad de pagar el codificado en estos tiempos donde la plata no abunda). Faltaban no más de 20 segundos para terminar el juego y traerse desde el Nuevo Gasómetro los tres puntos para el Bosque. Y el gusto amargo quedó durante buena parte de un sábado veraniego. Ya más en frío, es justo también analizar las cosas. Después estará en cada uno detenerse y observar la parte del vaso medio lleno o medio vacío.

Los números son concretos y en estos momentos lo que se necesita es que den los números (hablamos de los futbolísticos, no de los económicos, que ese es otro tema). El Lobo salvó la categoría gracias a los puntos cosechados por Pedro Troglio en su proceso, y en los últimos partidos por Darío Ortiz, y acá no hay “grieta” que valga, si en verdad lo que importa es Gimnasia. Dicho esto, en el medio del río hubo un cambio de técnico, y eso trae nuevas ideas y metodologías, pero siempre con los mismos jugadores. La mayoría de las veces, cuando hay un cambio de entrenador, es por una crisis, y no es fácil afrontarla, más cuando restan seis partidos para finalizar la competencia.

Lo primero que hizo Ortiz, haciendo caso a aquel viejo “manual” futbolero, es tratar de armar el equipo de atrás para adelante. Que no te conviertan fácil, algo que ha conseguido, porque en ninguno de los cinco partidos (y si se quiere se suma también el de Copa Argentina) Martín Arias o Moyano fueron “peloteados”. Rápidamente ganó en solidez defensiva, mostrándose como un equipo incómodo para enfrentar. En los seis partidos jugados en la “era Ortiz”, solo recibió dos goles. En el clásico, de pelota parada (ya jugando con uno menos), y el de San Lorenzo donde hubo mala fortuna, porque el arquero tenía el balón controlado y en el camino se desvió en un defensor descolocándolo totalmente.

La defensa ha jugado con mucha concentración, y delante ha tenido a un Víctor Ayala que viene en ascenso en cuanto a su rendimiento. Inteligente, con oficio, metiendo y jugando, el paraguayo se ha hecho el socio ideal de Faravelli, otro que cada vez es más importante en el equipo.

Se puede decir que hoy Gimnasia tiene buenos extremos. Comba por derecha y Tijanovich por izquierda (ó al revés, ya que a veces cambian de sector), son jugadores que generan por las bandas. La parte del vaso medio vacío puede estar en la generación de juego y la puntada final. También es verdad que en los seis partidos, los albiazules convirtieron solo tres goles, más allá que le terminaron sirviendo para sumar siete puntos (triunfos 1-0 con Independiente y Newell´s y 1-1 con San Lorenzo).

El Indio ha buscado velocidad, vértigo, alguien que rompa, como en aquel segundo tiempo ante Tigre (aún en tiempos de Troglio) donde Mansilla entró y cambió el partido. El ex Racing no volvió a jugar así, y tampoco otros futbolistas pudieron darle eso al actual técnico Tripero. A Silva no le llega bien la pelota y entonces. haciendo un gran desgaste físico (y más a su edad), sale a buscarla fuera del área, se compromete con el juego, pero en la zona de ataque no queda nadie. Es más, a veces el Tanque suele ser quien asiste desde los costados (ante el Ciclón lo hizo con Faravelli). Sin embargo, entró Hurtado, y gracias a su juventud y potencia, inició la jugada de gol en mitad de cancha, y terminó definiendo en gran forma. Pero fue apenas el primer grito del venezolano en Superliga, mientras que el uruguayo Silva, sin ser abastecido, tiene 5 conquistas propias (dos a Patronato, uno a Central de penal, Godoy Cruz y Huracán). Sería bueno, entonces, que lograran complementarse.

Los equipos deben tener un equilibrio y estar balanceados, porque tampoco se puede jugar 90 minutos a la defensiva o a la espera de una contra. Tampoco es bueno empatar 4-4, o el excesivo e inofensivo “tiki-tiki”, que a veces lleva a jugar “sin arcos” y sin remates.

Hoy Gimnasia está buscando una identidad, una línea de juego. Pero es lógico que no resulta sencillo mientras tenés el agua al cuello y en cada fecha te jugás mucho. No hay secreto en esto, es trabajo y convencimiento, y en eso andan Ortiz y su gente.

 

Las noticias locales nunca fueron tan importantes
SUSCRIBITE