Una platense relata cómo vivió la destrucción parcial de Notre Dame

  

María Inés Carassale *

 

Desde ayer por la tarde se suceden una serie de sentimientos y emociones: incredulidad mezclada con tristeza e impotencia al ver circular las imágenes a lo largo de las horas. Como les ha sucedido a casi todos aquí, las lágrimas no estuvieron ausentes. 

Mas allá de la obra maestra de la arquitectura, de su valor en cuanto a monumento histórico que ha acompañado y sobrevivido a las vicisitudes de la vida del pueblo francés,  Notre Dame es un símbolo muy fuerte "de lo sagrado". La prueba son las reacciones que llueven de todas partes del mundo y de tan diversas creencias. Esa corriente de solidaridad es sobrecogedora y es lo más importante de este momento.  

Entiendo ahora lo que significa "patrimonio mundial de la humanidad". Porque incluso aquellos que nunca la visitaron tienen el sentimiento de que Notre Dame les pertenece un poco.

Reconforta ver a la gente, creyente y no creyente que se detiene observando con respeto y recogimiento. O aquellos que espontáneamente se ponen a cantar y rezar en la calle o en las iglesias, a pedir por la catedral pero también por los bomberos que fueron sin duda los héroes de estas horas. 

Estas iniciativas están siendo prolongadas durante todos estos días.

Ayer y hoy las campanas de iglesias y catedrales resonaron en todo el país, uniéndose a la tristeza y a la oración de todas las personas de "buena voluntad".
 
Para los católicos que esto suceda en el comienzo de la Semana Santa no nos deja indiferentes y así lo señalan muchos testimonios. No será fácil pasar por al lado y ver Notre Dame amputada.

Sin embargo, a pesar del trabajo titanezco que se anuncia, la foto del interior de la catedral, después de semejante hoguera, con la cruz de bronce, el altar y la estatua de Notre Dame intactos, elevan en medio de la desolación de la escena, un fuerte signo de esperanza. 

Este sentimiento es reforzado aún más con el hallazgo increíble, en medio de los escombros y maderas quemadas caídas en la nave, de la urna en forma de gallo que contenía reliquias de santos. La urna se encontraba en lo alto de la flecha, en el exterior del edificio. La flecha se derrumbó cerca del altar atravesando el techo. 

 

 *Platense radicada en Francia hace varios años junto a su familia

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