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El hombre clave


Miguel Angel Reguera afirma: “Soy un ‘hombre clave’. Al principio lo negaba, pero tuve que aceptarlo. De niño pude manejarme con el número de mi domicilio y la cédula de identidad, al igual que mis abuelos. Pero de a poco la complejidad fue ganando y apareció el DNI con su correspondiente número. La verdad es que entonces no sospeché que vendrían nuevos desafíos, como el recordar el número de teléfono (gracias MEGATEL), el del celular, internet con la clave del wi-fi y ni hablar de las patentes alfanuméricas de los autos. La clave del primer correo electrónico era sencilla hasta que por razones de seguridad tuve que cambiarla a una que es tan segura que hasta yo mismo la ignoro. En mi trabajo para acceder a mis tareas cotidianas, encuentro: ‘ingrese su clave’. Para consultar al banco donde me depositan: ‘digite su clave numérica’. Por aquí y por allá me piden el ‘CUIL’. Acullá el cajero automático no me deja operar si me olvido mi clave numérica o PIN y para peor me agrega el PIL (Personal Iddentification Letters) si deseo extraer dinero. Seguramente ya todos están anoticiados de que soy un hombre clave. Las contraseñas controlan el ingreso al domicilio, las evaluaciones de desempeño laborales, el candado de la bicicleta, las tarjetas de débito y de crédito.hasta para pedir un remís la señorita amablemente me pide: ¿Número de cliente? Supongo que en la economía de mercado todo tiene una razón de ser para las empresas. Pero si a mí, del otro lado del mostrador, se me está haciendo un poco difícil; no quiero pensar en aquellos que no sean hombres claves como yo”.

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