Lauda, su paso por el Gálvez y su relación con Lole

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Por: Eduardo Tucci

deportes@eldia.com

Que no se ha dicho de Niki Lauda por estas horas. Justo reconocimiento a un hombre que nos sorprendió a todos con hazañas que ya son parte de la historia grande del deporte mundial. Meticuloso al máximo, exigente tanto en la conducción como en el perfeccionamiento mecánico, ganó tres campeonatos del mundo, dos de ellos después de aquel terrible accidente en el Gran Premio alemán que permitió conocer otra faceta de su vida de película: la impresionante ambición ganadora que lo puso seis semanas después del fuego y del horror a bordo de un monoposto.

Grande entre los grandes, como nuestro Juan Manuel Fangio, Michael Schumacher o Ayrton Senna –por mencionar sólo algunas de las “celebridades” de la máxima categoría del automovilismo mundial--, durante su vida el austríaco ha tenido contacto en forma directa con la Argentina y los pilotos de la época. Hubo dos etapas muy marcadas de Lauda en la “máxima”: de 1971 a 1979 –cuando se alejó de la actividad-- y de 1982 a 1985, cuando reanudó su campaña.

En el primer ciclo tomó parte de siete Grandes Premios de F1 en el autódromo de Buenos Aires con diferentes performances. Hubo también otros episodios que lo vincularon con nuestro país: fue compañero de equipo de Carlos Alberto Reutemann en el mítico team Ferrari y tuvo algo que ver para el debut en Brabham de otro piloto argentino de la década del´70 sobresaliente, el sanjuanino Ricardo Zunino.

“Me gusta la Argentina y allí está mi amigo Carlos Reutemann...Lo que más sorprendía era la pasión de su gente por las carreras”, dijo en una nota de 2016 en una revista dedicada al automovilismo, además de tirar a modo de deseo: “Espero que en algún momento la F1 pueda volver allá”. También en esa oportunidad habló sobre por qué Reutemann no pudo ser campeón mundial en Las Vegas cuando cayó el telón del torneo 1981: “No sé, pasaron muchos años...Más allá de todo Carlos hizo un gran trabajo en la Fórmula Uno y no por nada estuvo en equipos tan importantes”, fueron sus elogiosos conceptos.

En el Gálvez recibió la bandera a cuadros dos veces segundo (1974 y 1978), fue 11º (1972), 6º (1975) y tres veces debió masticar la bronca del abandono (1973, 1977 y 1979). Siempre tuvo un buen diálogo con Lole y esa relación se acentuó cuando ambos compartieron scudería en 1977. Un año después Lauda se fue a Brabham y el piloto de Santa Fe se quedó en Maranello.

En cuanto a la relación entre el austríaco y Ricardo Zunino, hay una trama muy particular vinculada al debut del argentino en el escenario mayor del deporte motor. En 1979, el piloto sanjuanino negociaba su incorporación a Brabham y para ello fue al GP de Canadá. Mientras recorría los boxes, el viernes previo a la prueba, se produjo el retiro abrupto de Lauda del circuito y del equipo. Los responsables de la escuadra, le ofrecieron entonces al volante de nuestro país a encarar un ensayo con el auto que acababa de dejar Niki.

Poco después se produciría la primera actuación del “Colorado” –como se lo conocía en el mundillo de los fierros a Ricardo Zunino—a bordo del mismo auto de la escudería británica que perteneciera a Lauda. Fue una de las últimas tres veces en las que hubo dos argentinos en forma simultánea en la F1, y el del San Juan clasificó séptimo.

Se fue uno de los grandes del automovilismo mundial. Por los 25 triunfos, los tres títulos y la extraordinaria fortaleza para pelearla después de un accidente terrible.

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