Con un arsenal sin declarar, detienen a un médico por una presunta amenaza

Es jefe de guardia del San Martín y docente en la Facultad de Medicina. Fue denunciado tras una discusión con albañiles

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La tensión por la convivencia forzada entre constructores en obra y el dueño de la casa lindera, en 32 entre 4 y 5, agitó la coctelera de reacciones y, según entiende la Justicia, un médico cirujano sacó algo que a su alrededor en el mundo profesional costaba imaginar: “Los voy a matar y después voy a decir que se quisieron meter en mi casa”, habría sido la frase que pronunció mientras tenía un arma entre sus manos.

La escena denunciada el jueves ante la comisaría segunda, dio lugar a un procedimiento en el que fue arrestado ayer Antonino Viscuso, un profesional de 69 años que es jefe de guardia del Hospital San Martín, opera en ese y otros centros de salud privados de la Región y da clases en la Facultad de Medicina de la UNLP.

Según informaron fuentes de la Justicia y la Policía vinculadas con la investigación, en el allanamiento realizado en la vivienda que el médico comparte con su esposa y un hijo en Barrio Norte, se buscaba el arma con la que los albañiles dijeron haber sido intimidados. Lo que encontraron complicó su situación, más allá de lo que indicaba la actuación por la denuncia que radicara el arquitecto Nicolás Tabellione, responsable de la obra: en su casa había siete armas de fuego. Según las fuentes consultadas por este diario, el dueño de casa y apuntado en la denuncia por supuestas amenazas, no tiene documentación que autorice la tenencia de esas armas de grueso calibre. “Sólo mostró declaraciones juradas por 3 o 4 armas que datan de 1993 y 1994, cuando se hizo un empadronamiento que servía para justificar la tenencia”, indicó una fuente de la investigación a cargo de la fiscal penal en turno, Eugenia Di Lorenzo (UFI Nº 16).

De aquellos años en adelante, la tenencia de armas fue objeto de regulaciones con sucesivas reformas y exigencias crecientes como los exámenes de aptitud psicofísica.

Viscuso fue arrestado bajo cargos de “amenazas agravadas por uso de arma en concurso real con tenencia de arma de guerra”.

Tras el procedimiento, el médico fue citado a brindar declaración ante la fiscal Di Lorenzo, pero -ya con asistencia de dos abogados- se negó a hablar. Por su parte, la funcionaria solicitó al juez de garantías Pablo Raelle, se confirme la situación de detención. La medida fue aceptada por el magistrado y Viscuso fue alojado en la comisaría segunda.

La situación del profesional causó sorpresa en el ámbito del Hospital San Martín. En la tarde ayer, los profesionales se llamaban y cambiaban mensajes de teléfono preguntando por la situación. Según le confió a este diario un directivo, nadie se esperaba algo así: “Es una persona muy querida, con muchísimos años de trabajo en el Hospital”, dijo y añadió que “nunca tuvo un episodio de violencia” allí.

En la casa había una escopeta marca Víctor Sarrasqueta con dos cartuchos, otra calibre 16 marca Browning, dos carabinas marca Winchester (calibre 4440 y 22), dos rifles (uno calibre 375 con mira telescópica) y una pistola calibre 45.

Ante los oficiales de la policía y la fiscalía, el detenido habría mencionado informalmente que colecciona esas armas y que antiguamente se dedicaba a la caza deportiva. También, que el operativo policial y el arresto le obligarían a reprogramar seis cirugías.

Siempre según las fuentes de la investigación, todo empezó en cruces que habría tenido con los albañiles que trabajan en una obra, al lado de su casa, referida al uso de la medianera como vía de circulación por parte de los trabajadores. Entre las palabras por confirmar también figuran otras que salieron de la casa de Viscuso, que advertían sobre que el cirujano: “Duerme con un arma bajo la almohada”, contó la fuente de Tribunales.

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