“Sinceramente”, pocas lecturas y muchas opiniones

Edición Impresa

Por R. CLAUDIO GÓMEZ (*)

rclaudiogomez@gmail.com

Acaso Macedonio Fernández hubiese pensado en la oportunidad literaria comentar un libro sin haberlo leído. En ese sentido, hubiera argumentado que semejante audacia se correspondería menos con una forma de crítica que con un ejercicio de las letras.

Sinceramente, el libro de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, por sus características tolera esa y otras formas de acercamiento.

Es que tanto quienes lo cuestionan como quienes lo reivindican, a esta altura casi lo desconocen o solo lo conocen parcialmente. Llegaron a él desde distintos orígenes y les bastan unos párrafos para imaginar lo que sigue y lo que cada oración significa. El texto funciona como lo hace la posverdad: es música para unos y ruido para otros.

“Sinceramente” ha sido conceptuado como una estratagema de lanzamiento simbólico a la presidencia; como una exaltación de la ironía o como una “tragedia” narrativa. Sin embargo, por el solo cálculo que supone el tiempo de lectura de un producto de 537 páginas, así como la posterior e inexorable reflexión que implica, previa a cualquier ensayo de crítica, es justo admitir que pocos pueden haber culminado ya su lectura.

Ese hecho sugiere que aproximar un juicio serio o definitivo sobre un texto tan abierto a las consideraciones personales no es otra cosa que eso: una consideración personal.

En plena pujanza de la Feria del Libro 2019 para comercializar un material “difícil” como es la literatura impresa, justo cuando las ventas que allí se ofrecen caen por razones culturales, económicas y tecnológicas, el país asiste a un demasiado repetido escenario de enfrentamiento simbólico, con meta de poder presidencial, desteñido en propuestas y principios políticos. “Sinceramente” aparece para generar una polémica: ¿cuántos de quienes opinan sobre el material lo han leído y analizado en profundidad?

El único dato objetivo que a esta hora puede traducirse es el que define a la obra de Cristina Fernández como un éxito editorial. Random House Mondadori inició la tercera reimpresión, esta vez, con 95.000 ejemplares. La cifra, anexada a los ejemplares que ya se imprimieron, llegará a un total de 215.000. ¿Es un boom? Sí, es un boom comercial. En el sector digital, “Sinceramente” alcanzó el primer lugar en las ventas globales de Amazon. El resto de los títulos en las categorías, por ejemplo, de biografía y ensayo político lo miran, atrás, desde lejos.

De tal forma, es poco arriesgado decir que se trata de un texto cuyo simbolismo supera su contenido. Por eso, con excesiva velocidad, referentes y militantes del kirchnerismo salieron a subir su foto en pose de lectura, para subirse a esa referencialidad abstracta y para ser parte del coyuntural discurso. “Sinceramente”, entre ellos, aparecía como una señal, como la bengala en un cielo oscuro y amenazante. El libro constituyó para la militancia K la respuesta política postergada y, a la vez, el tiempo de darla.

Y, con igual presteza, las huestes que rechazan a la autora emergieron al debate denostando la publicación con inusitada rapidez, apenas conocidos unos solos párrafos vía wasapp. Con dudoso criterio y veloz pluma concluyeron que las palabras de la ex presidenta confirmaban los peores presentimientos de “venganza” venidera. Ratificaron para sus audiencias que ella, la escritora, no había cambiado nada.

Ese es campo en el que se da el debate: el de las ratificaciones para unos y otros. No es una polémica novedosa en el ámbito de la literatura política. Los argentinos todavía seguimos traduciendo las controversias políticas e históricas del Facundo con enjundia erudita, pero sin haberlo leído.

EN PRIMERA PERSONA

Le elección de la primera persona para contar una historia no es casual; puede partir de cierta inconsistencia o inexperiencia literaria, pero nunca es un asunto menor para quien emprende la escritura a manera biográfica. Dado que aquí no debería haber motivaciones ficcionales, sino la decisión de exponer una mirada acera de lo que alguien piensa que sucedió, “Sinceramente” proporciona a los lectores la oportunidad de opinar sobre los bordes de un texto que suponen una continuidad de sus prejuicios.

Beatriz Sarlo, quien conoce del asunto, aseguró que leerá el libro de Cristina. Pero lo más importante que dijo la intelectual acerca del libro es que evitó su lectura fragmentaria, con el fin de “no sucumbir a la tentación de leer esos párrafos para formar una opinión”. “Me parecería extremadamente injusto”, remató al respecto.

Borges opinaba que el fanatismo constituía un buen pretexto para no pensar. Los curiosos críticos parciales de “Sinceramente” parecen otorgarle razón al viejo bibliotecario ciego, en el año en que se cumplen 120 años de su nacimiento.

 

(*) Personalidad destacada de la Cultura

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