El impacto político de la fórmula del oficialismo causó euforia en los mercados

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Por: Ricardo Rosales

prensa.rosalesr.@gmail.com

¿Quiebre de las expectativas o sólo otra oscilación de los mercados? ¿Indicios de cambio del ciclo económico o apenas humores de coyuntura? En la Bolsa porteña hablan del “efecto Pichetto” para referirse a las fuertes ganancias que lograron la cotización de las acciones en apenas tres jornadas, con la designación del senador como vice del presidente Mauricio Macri. El impacto político de la formula del oficialismo fue significativo, pero se agrandó con la casi instantánea repuesta de los mercados, con fuertes subas de los precios y una caída del riesgo país del 10%. Aunque el dato, en realidad, es uno de los emergentes que estarían influyendo en el escenario abierto en junio.

El dato de mayo del Indec, consolida el proceso de desinflación, con una variación de 3,1% del índice a los consumidores, algo por debajo del anterior de abril de 3,4%. La inflación núcleo fue de 3,2% y el promedio móvil de tres meses anualizado da una variación de 57,3%. Los números son pobres y la desaceleración lenta. Ya nadie imagina o promete una rápida caída de la inflación por debajo de los dos dígitos, pero la tendencia a la baja sería firme. Para junio, los especialistas proyectan un índice cerca de 2,5% y un cierre inflacionario del año, algo por debajo del 40% aunque algunos son incluso más optimistas. Aunque esto no parece lo más relevante.

En las últimas semanas, apenas percibidas detrás de enormes cantidades de datos negativos que confirman la magnitud y profundidad de la recesión abierta un año atrás, surgen indicios de un cambio de actitud de los consumidores, con subas en los índices de confianza, que estarían saliendo de un largo letargo. Los economistas tratan de darle racionalidad a esta información y explican que tiene que ver con dos hechos básicos: por un lado, una leve recuperación de los salarios; y por otro, la estabilidad del dólar por más de dos meses. Una explicación más subjetiva tiene que ver con lo ocurrido en el mercado de cambios. En la Argentina, nada surge más recesivo y posterga cualquier consumo que la sensación de un dólar sin precio y sin techo a la vista. Y ahora, ese temor parece haber aflojando.

Durante largos meses hubo un debate por el sistema acordado en el programa con el Fondo Monetario Internacional, el cual establecía una zona de intervención con el dólar con una banda muy amplia. Esto originó fuertes oscilaciones en la cotización y la sensación de que el Gobierno no estaba en condiciones de controlar otra corrida y por lo tanto, que el techo o el piso del dólar era una incógnita. Con el cambio de política, el Banco Central recuperó las herramientas para intervenir en el mercado y, desde abril el dólar ha estado prácticamente estable en torno a los 45/46 pesos. Ya son 8 semanas de tranquilidad cambiaria y ese dato estaría influyendo en el ánimo de los consumidores.

Otros indicadores se suman a un clima más favorable: uno tiene que ver con el campo y la cosecha de maíz y soja que encuentra un mejor escenario; otro con la idea que la caída de la actividad llegó a un piso y ahora aparece un lento rebote. El índice de actividad que elabora el estudio de Orlando Ferreres muestra una recuperación del PBI en abril y proyecta que continuaría en los meses que siguen, e incluso sería más fuerte hacia el último trimestre del año. Igual ocurre con el sector de la construcción y el consumo de cemento. Los despachos se cemento crecieron 4,7% en mayo y, según datos del Indec creció el número de trabajadores en la construcción en el primer trimestre del año. La reaparición de compras en cuotas con Ahora 12, vuelve a mover el consumo de bienes durables, muy por debajo del mercado potencial.

Volviendo a la política, la nominación de Pichetto fue recibido con beneplácito por el llamado “círculo rojo” que apenas se conmovió por la aparición de Alberto Fernández en primer lugar de la fórmula con Cristina Fernández de Kirchner. La sensación de estos sectores y el mercado de que el oficialismo retomó la iniciativa en un clima económica de mayor estabilidad, abrió un espacio de mayor optimismo que, a la vez, retroalimenta un panorama mejor para los próximos meses. Ahora, la imagen de tranquilidad en los mercados se proyecta hacia agosto, en la fecha de las PASO, en donde el recuento de votos daría una primera imagen cierta de cómo podría ser el resultado electoral de las presidenciales.

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