La lapicera de Máximo y los intendentes del PJ: tras la bronca, llegó algo de alivio

Los alcaldes no obtuvieron todo lo que querían en las listas de legisladores, pero al menos les bajaron competencias locales

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Mariano Pérez de Eulate

mpeulate@eldia.com

Después de la depuración de listas distritales que realizó el PJ bonaerense, los intendentes de ese partido -en especial los del Conurbano- tienen un sabor un poco menos amargo del que sintieron el sábado 22 de junio, cuando cerró el plazo para presentar las nóminas y se comprobó que en muchos distritos gobernados por el justicialismo se anotaban desafiantes del jefe comunal del mismo color político.

Para los alcaldes, la desaparición de varias listas bajo la excusa de cierta “flojedad de papeles” sonó a justicia interna.

Es que ellos consideran que no fueron del todo recompensados por los operadores de los Fernández (Alberto y Cristina) en el armado de las listas seccionales, que candidatean senadores y diputados a la Legislatura.

Sucede que después de haber aceptado la postulación a la gobernación de Axel Kicillof medio a regañadientes (querían en ese lugar a uno propio), sintieron un segundo golpe: fue cuando las ambiciones de Máximo Kirchner y sus leales, más la necesidad política de incluir nombres vinculados a Sergio Massa, terminó alejándolos bastante de las ambiciones iniciales de acercar gente propia a los diversos armados.

En efecto, fue el acuerdo de último momento con Massa lo que terminó superpoblando las nóminas. En las mesas de rosca que juntan a los intendentes se analiza que el de Tigre terminó “cobrando” bastante bien en la Provincia luego de su salto al kirchnerismo.

Más allá de que bajó la postulación de su esposa, Malena Galmarini, como intendenta de Tigre, Massa logró un lugar preciado, antes reservado para que lo defina un alcalde, en la nómina de diputados provinciales de la Primera Sección Electoral, donde justamente metió a Malena. Y sumó una cantidad de candidatos que, en caso de un triunfo peronista, lo dejarán más o menos con la misma cantidad de legisladores que tiene ahora.

Gustavo Menendez, de Merlo; Juanchi Zabaleta, de Hurlihgham; Mario Ishii en José C. Paz, Julio Zamora, de Tigre; Martín Insaurralde, de Lomas de Zamora; Fernando Gray en Esteban Echeverría; y tantos más que gobiernan en el Conurbano finalmente no tendrán rivales internos ya que las listas inicialmente presentadas en el partido fueron “bajadas” y no se elevarán a la Justicia Electoral provincial.

Menéndez, ex titular del PJ bonaerense, tal vez sea el caso más problemático de ese puñado porque su principal rival interno es Raúl “El Vasco” Othacehe, eterno ex alcalde del distrito que fue desplazado de la intendencia por Menéndez en un recordado duelo generacional y pretendía un regreso. Con mucho oficio en triquiñuelas partidarias, es altamente probable que Othacehé no se quede cruzado de manos y trate de judicializar el tema.

El caso de Moreno es muy mencionado en el PJ. Gobierna el justicialista Walter Festa quien tendrá que enfrentar a ¡siete! rivales en las Primarias (inicialmente eran más de 10), incluido una camporista. Acaso Máximo Kirchner convertido en el principal armador de los Fernández para la cuestión provincial, no le perdone su origen y amistad con José Ottavis, ex kirchnerista considerado un traidor por el hijo de Cristina. Por cierto, fue uno de los que expresamente le vetaron a Massa para la Legislatura. No pasó el filtro.

Internamente, los intendentes pretenden que se destaque su “sacrificio” en pos de la unidad partidaria y que era injusto, y contrario a lo conversado, someterlos a Primarias.

Según fuentes del espacio, el análisis que hicieron es que la manera más segura de ganarle a Cambiemos (hoy Juntos por el Cambio) es uniendo la mayor cantidad de tribus posibles del peronismo. Lo que incluye sectores sindicales, el Movimiento Evita, gente del verborrágico Juan Grabois, La Cámpora y, claro, el “saltador” massismo.

Secretamente, los alcaldes también aspiran a conseguir espacios de poder (léase, de ministerios para abajo) en el eventual nuevo gobierno provincial de Kicillof. “Pero para eso, primero hay que ganar”, explican desde el Conurbano a este diario.

 

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