El fin de los mandatos y las herencias económicas: 2015 vs 2019

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Por AMÍLCAR COLLANTE (*)

La herencia es un concepto que tiene dos partes. Por un lado, los bienes, derechos y activos que uno recibe. Y, por otro, las obligaciones y deudas vinculadas a dichos derechos. En el aspecto económico, cuando se habla de “la herencia” se refiere a algo pesado y está desbalanceado. Siempre son mayores los costos que los beneficios de heredar.

Los cambios de gobierno arrastran problemas “viejos” y conocidos como la inflación o el déficit fiscal, pero que aun no hemos resuelto. También hay otro tipo de herencias que los Gobiernos ocultan o que están “maquillados”. Por ejemplo, las lebacs, dólar futuro, juicios con holdouts , juicios por expropiaciones, “inflación reprimida”, etcétera.

Si comparamos 2015 con 2019, hay dos problemas de base que emergen y se sintetizan en un concepto: estanflación. Es decir, inflación alta y recesión (o estancamiento).

Inflación elevada tuvieron ambos mandatos. Macri tendrá un pico récord de 57% interanual este año y Cristina Fernández tuvo uno de 40% anual en 2014.

Respecto del crecimiento, el último mandato del kirchnerismo tuvo años pares con recesión e impares con crecimiento. Macri tuvo recesión en 3 de los 4 años.

Esta combinación negativa en la administración Macri produjo un deterioro en los índices de pobreza, indigencia y del mercado del trabajo con mayor desocupación.

En el plano fiscal, en 2015 había 4,2% del PBI de déficit fiscal primario. Y este año cerrará cerca de 1% del PBI (pese a que la meta con el FMI es 0%). En tanto, la presión fiscal sigue siendo muy elevada. Es una constante en los 2 casos.

Respecto a lo monetario y cambiario, en diciembre de 2015 se terminó con un cepo cambiario (dólar paralelo con gran brecha cambiaria), cupos para la compra de divisas y tasa de interés debajo de la inflación.

En 2019, hay dólar unificado, con una zona de intervención cambiaria, tasas de interés elevadas y sin control de capitales.

En cuanto a los activos y deudas del Banco Central, en diciembre 2015 había reservas brutas por USD 25.000 millones. Pero descontado encajes, swap con China, deuda a importadores y préstamos con organismos internacionales, el número de reservas netas era cero.

En la actualidad hay USD 64.800 millones en reservas brutas y cerca de USD 16.000 millones netas. Restará saber cuantas habrá a fin del mandato, después del pagos de deuda. Y el posible drenaje por intervención en el mercado de cambios.

Y del lado de los pasivos del BCRA, en 2015 había $300.000 millones de Lebacs y $ 60.000 de dólar futuro. En 2019 se cerrará con $1,4 billones de Leliqs (Letras de liquidez). Ambos están cerca de 25.000 /26.000 millones de dólares.

La deuda pública pasó de 52% del PBI en 2015, al 85% del PBI en 2019.

Los precios de las tarifas fueron ajustadas en energía y transporte. En 2015 la tarifa cubría un 10%/15% del costo.

La balanza comercial era deficitaria en 2015. Este año cerrará con superávit. El tipo de cambio real multilateral es un 50% más competitivo que en diciembre de 2015, y 16% arriba de la salida del cepo.

Como vemos, hay algunas cuestiones en las que el país mejoró. Muchas otras en las que siguió deteriorándose. Y otras en las que sigue con problemas crónicos.

La mochila de la herencia 2019 es muy pesada. El próximo mandato presidencial a partir del 10 de diciembre tiene desafíos muy grandes. Y urge un plan integral consistente. Que combine política fiscal, tarifaria, monetaria y cambiaria. Y que necesita ser ejecutada.

No se puede seguir acumulando la “herencia negativa”. Por ello, se necesita el consenso y los acuerdos políticos.

Los políticos, más que nunca, deberán estar a la altura de las circunstancias.

Solo recuperarán la plena confianza de la gente si muestran esos grandes gestos.

 

(*) Economista UNLP

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