Diego Demarco: “Los Auténticos Decadentes tratamos de aportar la alegría que falta en la vida”

Antes de la doble función de la banda en el Coliseo, el guitarrista, autor de grandes hits, habló con EL DIA de la importancia de bailar

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Diego “Cebolla” Demarco: no tantos conocen su nombre, pero ¿quién no ha cantado en un casamiento, abrazado a algún desconocido pasado de copas, “El Gran Señor” o “Besándote”? Quizás su nombre no resuene tanto como el de las voces de la banda, Gustavo “Cucho” Parisi y Jorge “Perro Viejo” Serrano (apodos que mucho dicen del espíritu de la banda), pero “Cebolla”, guitarrista de Los Auténticos Decadentes, compuso algunos de los grandes hits de la máquina de hacer éxitos (muchos de ellos también himnos cancheros) que nació hace 32 años en Buenos Aires y se sostiene, de pie y festiva contra viento y marea.

Condición que le valió el mote de “George Harrison de los Decadentes”: “Eso es algo que se le ocurrió a alguien y quedó”, se ríe el violero, mientras se prepara para regresar a la Ciudad con “Fiesta Nacional”, el MTV Unplugged que presentaron hace un año en La Plata y que volverán a traer, el jueves y el viernes, al Coliseo Podestá.

La propuesta para este show desenchufado y teatral llegó, lógico, del canal, y “lo tomamos como una alegría, como un reconocimiento”, cuenta Demarco. El público respondió: lleno total en su debut y durante su gira para una de las bandas más queridas en todo Latinoamérica, parte de la banda sonora y sentimental de varias generaciones, y siempre como telón de fondo de momentos felices.

Pero ahora les toca venir a La Plata en medio de un momento caliente para el país, en medio de otra de las constantes crisis del país. “En vivo damos lo máximo, sabemos que la gente pagó la entrada. Nosotros somos consciente de lo que está pasando, de lo que pasa siempre en general: estamos cada vez peor, así que tratamos de dar un poco de alegría”, dice “Cebolla”, pero agrega que “independientemente del momento que vivimos” ellos son vehículo de una alegría que es necesaria y suele faltar. “El mundo, el ser humano, tienen sus momentos de conflicto: nosotros tratamos de aportar esa alegría que en lo cotidiano nos falta, esa alegría de vivir, de disfrutar, de compartir. Está bueno sacar esa alegría para afuera”, afirma el guitarrista en diálogo con EL DIA.

UNA NECESIDAD

Claro que tiene un costo: a pesar de su trayectoria y alcance, militar la alegría llevó a los Decadentes a ser banalizados durante años por la crítica musical. Ahora, el reconocimiento empieza a llegarles, aunque a ellos no les importa demasiado. “Se banaliza la música para bailar y divertirte injustamente: el baile y la diversión son algo necesario. Pero se lo ve como algo escapista”, dice “Cebolla”, advierte que “tenemos todo tipo de canciones” y sonríe al lanzar que “pareciera que a veces tardan en entendernos, pero cada vez nos entienden más”.

Efectivamente, su primera vez en los Grammy Latinos fue hace solo cuatro años, a pesar de que llevan 32 años en la ruta. Pero el público siempre acompañó la fiesta. También, contra toda lógica, ser un conglomerado numeroso: más que internas, la docena de integrantes desata energías renovadas y empuje colectivo.

Y “tenemos varios compositores, cuando uno se pincha, aparece otro: y así también con las ideas. Al haber tantas cabezas nos renovamos: eso ayuda bastante”, dice “Cebolla”. Eso sí: por ósmosis, sinergía o darwinismo (todos proponen temas, pero se eligen los que gustan a toda la banda), todas las ideas y todos los compositores suelen aplicar el sello “decadente” a sus canciones, basado en “la diferencia entre lo cursi y lo gracioso, entre lo cursi y lo que te hace decir: “mirá estos hijos de p..., te hacen cagar de risa”. Si te pasás del límite, dicen “mirá estos pelot... la boludez que hacen”. Somos conscientes de ese límite, jugamos muy bien con eso”.

LA INSPIRACIÓN

Demarco es uno de los principales compositores del combo multitudinario: como todos, compone y luego se las presenta a los Decadentes, que tienen prioridad. El resto se acumula, “las puedo tocar, no sé, en un pub”, se ríe. Y varias se metieron en el primer disco solista, “Casi nada”, lanzado en 2014 y que le valió un Premio Gardel a mejor artista pop.

“Tengo dos momentos para componer: momentos de crisis, de separaciones, de problemas, y momentos en que estoy jugando, como ‘La Prima Lejana’. Estando en ese estado emocional, agarro la guitarra y aparecen cosas, fluyen frases”, cuenta su proceso el guitarrista. Uno de sus grandes hitos, “El Gran Señor”, fue una mezcla de los dos momentos. “Arrancó siendo un tema árabe”, revela, donde jugando imitaba un dudoso canto árabe (“jai jai jai, jai jai el”, dice entre risas), y ese canto árabe desembocó en el “hay va él” de “El Gran Señor”, que terminó “siendo una canción que representó algo que pasó en mi vida, de casualidad”.

Así es todo en los Decadentes, parece. “Hacemos las cosas como nos salen”, lanza Demarco, pero esa frescura, ese juego, se la toman bien en serio. O, como cantan en su manifiesto, “Somos”, son “soldados de plomo de tu alegría, la fruta prohibida, el desborde criollo que cura las heridas”.

 

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