Se trata de un desafío que no todos están dispuestos a transitar

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Por SUSANA MACHADO (*)

La etapa más crítica para las parejas que llevan muchos años de casados acaso sea la que va de los cincuenta a los sesenta años. Se trata de un momento en que ya se llevan por lo general más de treinta años de matrimonio y los hijos se emanciparon. El factor del llamado “nido vacío” no es para nada menor: es una etapa en que las personas se jubilan, tienen que volver a casa y el reencuentro con la pareja, muchas veces, impone el tener que compartir algo que ya no se comparte. En ese sentido, la cuestión financiera o económica tampoco es menor. Al contrario: al tratarse de una época de replanteos, y como siempre es traumático encarar una separación después de tantos años juntos, son muchos los que se amparan en la comodidad económica que da el vivir en pareja. Porque si bien cada caso es un mundo, lo cierto es que separarse después de los cincuenta implica un deterioro financiero -ya sea para hombres como para mujeres- que no todos están dispuestos a asumir y transitar.

 

(*) Psicóloga y sexóloga

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