El FMI redujo a la mitad su pronóstico de crecimiento de la economía argentina

El Fondo prevé una expansión de 1,1% frente a una proyección previa de 2,2% en 2020. Pesimismo en la situación internacional

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El Fondo Monetario Internacional (FMI) pronosticó un crecimiento más modesto para la Argentina para el año próximo, según su informe sobre Perspectivas Económicas Mundiales (WEO por sus siglas en inglés), difundido ayer en Santiago de Chile.

El Fondo prevé una expansión de 1,1% frente a una proyección previa de 2,2% en 2020.

“La economía de Argentina se contrajo en el primer trimestre del año, aunque a un ritmo más lento que en 2018”, destacó el FMI en referencia a la recesión que llevó al PBI de Argentina a contraerse 2,5% en 2018.

En el contexto internacional, el FMI también fue pesimista: bajó en una décima sus previsiones de crecimiento global para el 2019, hasta el 3,2 %, debido a las tensiones internacionales y, más concretamente, a la guerra comercial que mantienen las dos grandes economías mundiales, China y Estados Unidos.

El documento es una revisión del publicado en abril durante la Asamblea de Primavera del organismo y respecto de la Argentina estima que “el pronóstico de crecimiento para 2019 se revisó ligeramente a la baja y se proyecta que la recuperación en 2020 será más modesta”.

La situación internacional

La situación general seguirá marcada por el conflicto comercial entre China y EEUU, y por las tensiones entre el gigante norteamericano e Irán, que afectan directamente al mercado del petróleo.

A esto habría que sumar, según el FMI, la amenaza de sanciones por parte de los estadounidenses a la cadena de producción tecnológica mundial y la incertidumbre generada por el Brexit, que pone en riesgo tanto el mercado británico como el de la Unión Europea (UE).

En este escenario, los países desarrollados serían los más favorecidos, sobre todo EEUU y Japón, que junto con la UE muestran “sorpresas positivas de crecimiento” y verían aumentar su proyección económica en términos generales de un 1,8 % a un 1,9 % para 2019, mientras que mantendrían la de 1,7 % para 2020.

Por su parte, las economías y países emergentes registrarían una “actividad menor de la esperada”, que se traduciría en la reducción de sus proyecciones del 4,4 % al 4,1 % en 2019 y del 4,8 % al 4,7 % en 2020.

La mayor reducción se daría en América Latina y el Caribe, con una drástica rebaja de 0,8 puntos respecto del último estudio, con lo que su pronóstico para 2019 pasaría del 1,4 % fijado el pasado abril al 0,6 % del nuevo informe, unos resultados que el FMI calificó de “decepcionantes”.

Con estas tendencias globales el organismo destacó la existencia de factores más transversales y de mayor calado como son el debilitamiento de la demanda final, especialmente en la inversión fija, así como el aumento del peso del sector servicios sobre las manufacturas, un proceso que comenzó en 2018 y aún continúa.

El Fondo prevé una expansión de 1,1% frente a una proyección previa de 2,2%.

Esto se traduce, continúa el informe, en la decisión tanto de las empresas como de los particulares de evitar inversiones a largo plazo, especialmente por la elevada incertidumbre económica, que ha debilitado las cifras del comercio internacional, sobre todo en los países emergentes de Asia.

Para resolver esta encrucijada y ante el temor de que las predicciones para el 2020 se trunquen, el FMI alentó a los estados a “calibrar de manera apropiada sus políticas macroeconómicas” para “estabilizar y reforzar los pilares de la recuperación”.

Y destacaron la importancia de dos puntos: “reducir las tensiones en el comercio y la tecnología” y “resolver las incertidumbres generadas por los cambios en los grandes acuerdos comerciales internacionales”.

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