Farmacéuticos denuncian que el aceite de cannabis que circula es fraudulento
Edición Impresa | 31 de Julio de 2019 | 01:37

Por NICOLÁS MALDONADO
Luego de anunciar la semana pasada que las farmacias bonaerenses venderán aceite de cannabis importado a pacientes con epilepsia refractaria que cuenten con una receta médica, las autoridades del Colegio de Farmacéuticos de la Provincia denunciaron que el aceite que circula hoy entre los consumidores “es fraudulento” y constituye “un peligro para la salud”.
Por las dificultades para acceder a él de manera formal, “se ha generado un mercado paralelo donde se está comprando y vendiendo un producto que dice ser aceite de cannabis y es aceite de oliva, o tiene ausencia de cannabinoides, lo que es un peligro para la salud”, dijo Isabel Reinoso, presidenta del Colegio profesional.
“En La Plata tenemos un laboratorio que controla la calidad de los productos y, en el 100 % de los casos no da que eso analizado sea aceite de cannabis; no tiene lo que dice tener, es un producto fraudulento, es un engaño”, aseguró Reinoso, para quien la venta a través de farmacias constituiría la mejor opción para garantizar su calidad.
La falta de control sobre su producción y consumo es un tema que viene generando inquietud
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PREOCUPACIÓN
Frente a las expectativas que viene generando en los últimos años el uso terapéutico del aceite de cannabis para ciertas patologías -como epilepsia, Parkinson, esclerosis múltiple, artritis, glaucoma y enfermedad de Crohn-, su demanda en el país es cada vez mayor; no así los mecanismos formales para acceder a él.
A dos años de que el Congreso aprobara la ley de cannabis medicinal, la única forma que tienen los pacientes de conseguirlo en Argentina de manera formal es tramitar un permiso de importación ante el AMMAT. Se trata de un trámite largo, engorroso y que no siempre garantiza llegar a obtener la autorización.
Es en este contexto que gran parte de esa demanda creciente representada por miles de familias en todo el país ha encontrado respuesta en aceites artesanales fabricados en gran parte por cultivadores solidarios.
Si bien hasta la denuncia realizada por la presidente del Colegio de Farmacéuticos nadie había señalado a los aceites artesanales como “un peligro para la salud”, lo cierto es que la falta de control sobre su producción y consumo es un tema que viene generando inquietud entre algunos médicos.
“Cualquier medicamento para ser comercializado tiene que estar certificado y adherir a guías de buenas prácticas de manufactura que son internacionales, pero lo que le pedimos a cualquier otro, al cannabis no se lo estamos pidiendo. Y eso genera resistencia en los médicos que no sabemos qué está recibiendo el paciente, con qué concentración ni cómo se debe prescribir”, dice el oncólogo José Zarba, autor de una investigación sobre el tema presentada durante el último encuentro de la Asociación Argentina de Oncología Clínica en Buenos Aires.
Como surge de ese trabajo, realizado entre pacientes oncológicos que se atienden en el Hospital Santillán de Tucumán, “el deficiente control de calidad de los aceites de cannabis consumidos por más del 80% de los encuestados, sumado a la automedicación, la falta de evidencia científica sólida para el tratamiento de síntomas y las potenciales interacciones medicamentosas”, es causa de gran preocupación entre la comunidad profesional”.
Si el problema es la calidad de los aceites existentes en Argentina, la solución, más que dedicarnos a importar, podría ser utilizar la estructura de los centros universitarios y del INTA para supervisar los cultivos solidarios, que hoy son la única solución a la que accede la mayoría de las personas que lo requieren en nuestro país”.
Darío Andrinolo
Director del Programa
INTERMEDIARIOS
Pero “si el problema es la calidad de los aceites existentes en Argentina, la solución no pasa necesariamente por dedicarnos a importar un producto que podría producirse con los controles necesarios dentro del país”, plantea el doctor Darío Andrinolo, responsable del Programa Cannabis y Salud de la Facultad de Ciencias Exactas de la UNLP.
Al frente de un proyecto que apunta a caracterizar con protocolos internacionales cepas de cannabis que vienen siendo utilizadas desde hace años con fines terapéuticos por la comunidad, Andrinolo dice que “más que dedicarnos a importar aceite de cannabis, podría utilizarse la estructura de los centros universitarios y del INTA para supervisar los cultivos solidarios, que hoy son la única solución a la que accede la mayoría de las personas que lo requieren en nuestro país”.
Mientras la producción de aceite de cannabis para abastecer el mercado interno en el marco de la nueva ley parece distante, los farmacéuticos de la Provincia apuestan a facilitar, como se dijo ya, su importación. Se trata por ahora de una posibilidad solo disponible para pacientes diagnosticados con epilepsia refractaria a la que el uso de esta terapia le haya sido recetado por un profesional.
Con esa documentación, los farmacéuticos podrán actuar como intermediarios entre los pacientes y los fabricantes del aceite en el exterior, a través de la Administración de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT).
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