Venezuela, ¿el espejo de Cristina?

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Por LUIS MOREIRO

lmoreiro@eldia.com

“Sorry, pero en la comida estamos como Venezuela”, disparó Cristina Kirchner, metida en su ropaje de precandidata, en una reciente aparición en Mendoza.

Tal vez, la ex presidenta no haya caído en la cuenta de que su afirmación era un reconocimiento implícito a la paupérrima situación social de aquel país, en el que más de cuatro millones de habitantes emigraron para escapar del régimen chavista, tantas veces puesto como ejemplo de política soberana por el kirchnerismo.

Venezuela, vale aclararlo, es el país del que salió la valija de Antonini Wilson, el de la “embajada paralela” y el de los espurios negociados de Julio De Vido con la importación de barcos cargados de fuel oil.

Pero para poner en cifras la Venezuela que, a juicio de Cristina, está mejor que la Argentina -al menos en materia de comida- vale recordar algunas cifras sobre la situación en aquel país.

La Encuesta Nacional de Condiciones de Vida (Encovi) -tan prestigiosa como la que aquí hace el Observatorio de la Deuda Social de la UCA- y que firman en conjunto la Universidad Nacional de Caracas, la Universidad Católica Andrés Bello y la Universidad Simón Bolívar afirma que el 94% de los venezolanos dice tener ingresos insuficientes; el 30 % reconoce que la energía eléctrica se le interrumpe todos los días y de ellos, el 25 % afirma que los cortes son de varias horas.

Según cifras oficiales, el consumo de carne de los venezolanos bajó a 2,4 kilogramos al año por persona y desde el sector de la Salud se reconoce que entre la población se registra una perdida de peso medio de hasta 11 kilos, solo en los últimos doce meses.

No son mejores las cifras en el área de educación. Solamente la mitad de los escolarizados asiste regularmente a clases. El 25 % de los hombres entre 12 y 17 años tiene un retraso en la escolaridad y el 23 % de las mujeres está en las mismas condiciones.

Las razones de ausentismo no resultan menos preocupantes. El 22% dice que no va a la escuela por falta de comida y el 17% por falta de transporte.

El estudio, se aclara, abarca todos los estratos sociales.

El mismo reporte asegura que la pobreza en Venezuela creció del 41 % en 2015 al 51% en 2018. Ya en 2017 el 80% de los hogares del país se encontraban en “inseguridad alimentaria”, con un 89 % de familias con insuficiencia de ingresos para la compra de alimentos.

El mismo estudio sostiene que en 2016 el excedente de muertes infantiles asociadas a la crisis alcanzaba a los 5.000 casos, pero estima que en el periodo 2017-2019 esa cifra trepará hasta 20.000. Según los últimos datos constatados por el mismo trabajo, en 2017 se calculó en 3,5 los años perdidos en esperanza de vida al nacer.

Todo esto, además, en un contexto de economía absolutamente dolarizada y donde el sueldo mínimo del venezolano medio alcanza a los siete dólares mensuales y en el que 16 millones de personas reciben -cada vez más esporádicamente- una caja con productos básicos para subsistir.

 

 

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