Vivir entre disparos y peleas, el calvario de los vecinos de la toma de Villa Alba

La ocupación en 119 y 604 lleva tres semanas y la Justicia no actúa. Hay 300 ocupantes. Se colgaron de los servicios de luz y agua

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“Estamos a la buena de Dios”, resume, con la voz entrecortada, un vecino de Villa Alba. Hace tres semanas que su vida cambió radicalmente. Antes vivía en un barrio tranquilo en el que levantó, con el esfuerzo de años de trabajo, una sencilla vivienda prefabricada. Ahora -cuenta- vive con miedo y no hay noche en la que pueda pegar un ojo sin sobresaltos: las detonaciones se convirtieron en el ruido de fondo cotidiano de un barrio en el que la violencia y los robos se dispararon desde el 31 de julio pasado. Ese día comenzó una masiva ocupación de un predio de ocho hectáreas en el que se instalaron más de trescientas personas.

“Lo estamos pasando muy mal. Vivimos encerrados en nuestras casas porque si te vas, se te meten por los fondos y te roban todo. A mi me pasó”, resume el hombre, que hace cuatro décadas vive en la zona de 602 y 121 bis -donde se desarrolla la usurpación- y quien prefiere mantener su nombre en reserva por un motivo evidente: tiene miedo a las represalias.

Las tierras, de propiedad privada, se extienden desde 602 a 604, y de 119 a 121 bis. Las tomaron ilegalmente hace tres semanas. Los vecinos y el dueño de los terrenos radicaron las respectivas denuncias en la fiscalía Nº6, a cargo de Marcelo Romero, con la intervención del Juzgado de Garantías Guillermo Atencio, pero todavía en el barrio aguardan el desalojo.

“Nos juntamos veinte vecinos y fuimos a la fiscalía y a la comisaría de Villa Ponsati a pedir que nos den una solución porque no se puede vivir, pero no hay respuesta”, contaron a EL DIA, preocupados por la paulatina consolidación de la usurpación. “Esta no es la primera vez que ocupan las tierras. Pero antes no duraban más de tres o cuatro días. Ahora ya llevan tres semanas. Nunca antes duraron tanto”, dijeron, casi sin esperanzas.

Tienen motivos para pensar que la toma se tornará irreversible: en El Retiro, una ocupación masiva de terrenos acaba de cumplir un año y todavía, de tanto en tanto, amenaza con extenderse.

Desde que la usurpación arrancó, el 31 de julio pasado, en este barrio de Villa Alba todo cambió para peor. La escalada de violencia es lo que más atemoriza. “Al inicio los tiros se escuchaban de noche. Ahora es en pleno día. Esto va a terminar mal. Hay peleas. Se cruzan entre los propios usurpadores, porque hay gente instalada que se enfrenta a los que quieren quitarles los terrenos”, contó una vecina históricamente radicada en la zona.

“Estamos desolados, nos cambió la vida definitivamente”, se lamentan los vecinos de la zona

 

Otra de las inquietudes está vinculada a la afectación de los servicios básicos. “Ya se ‘engancharon’ de la luz y el agua. Hicieron conexiones precarias pero tienen los dos servicios. Desde entonces en nuestras casas la baja tensión y los cortes son cosa de todos los días”, graficó uno de los vecinos que se movilizó para exigir respuestas. “Usan la electricidad que alimenta a todo el barrio, ponen la música a todo volumen y hasta la tele. A la vista de todos y no pasa nada”, contó un frentista. Y recordó, indignado: “Cuando yo tuve que conectar el agua y la luz me pidieron desde el plano de la casa hasta un depósito en garantía. Acá se “enganchan” en un minuto”.

La indignación -agrega- “va por el lado de que hay mucha gente que no tiene necesidad. Llegan con camionetas 4x4, otros con motos que cuestan mucha plata. En la causa judicial ya hay más de 60 fotografías con los vehículos que pasaron por estos terrenos”, detalló.

Los lotes están situados en la jurisdicción policial de Villa Ponsati. Salvo algunos rondines por la tarde, prácticamente no hay vigilancia. “Llamás a la Policía y no aparece. Estamos desolados, nos cambió totalmente la vida. Tenemos que quedarnos a cuidar las casas. A la noche, escuchás el mínimo ruido y tenés que levantarte a ver qué pasa porque los robos son permanentes”, agregó otro lugareño.

metodología mafiosa

Lo que sucede en Villa Alba está lejos de configurar un episodio aislado. Es más bien un eslabón de un aceitado engranaje, de características mafiosas, que hace años jaquea a los barrios de la periferia.

Como ya ha contado este diario, la metodología usada en Villa Alba recuerda a la empleada en cada ocupación masiva de terrenos: se eligen los lotes a usurpar, luego ocurre el “desembarco”, la posterior limpieza y delimitación del terreno, para finalmente levantar viviendas precarias con materiales que, por lo general, son trasladados en camiones. Por último, el paso que da cuenta de la oscura trama detrás de las usurpaciones: los ocupantes se encargan de “rematar” las tierras a otras familias sin viviendas.

¿Qué se hace judicialmente en estos casos? En los despachos judiciales explican que requerir y lograr un desalojo puede resultar un proceso arduo, incluso para los propietarios que tienen sus papeles en regla. El damnificado, con un breve escrito, puede presentarse en la fiscalía de turno pidiendo un “desalojo preventivo”. El fiscal eleva la solicitud al juez y éste, si decide que es dable proceder, inicia el protocolo vigente, cuyo objetivo es tratar de evitar la expulsión violenta de los ocupantes y proteger a los menores involucrados. Luego, se traslada la causa a diferentes organismos, que tienen cinco días para dar vista y adoptar las medidas que crean necesarias, y luego recién se intima a los usurpadores a marcharse pacíficamente. Sólo se utiliza la fuerza pública si no quedan alternativas.

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