Arriesgados pero entrenados

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Los deportes extremos exigen altos grados de entrenamiento físico y técnico. Por eso, tanto Carciofi como Carpinetti invierten tiempo en la preparación física.

Rómulo entrena diariamente en muros de escalada, más los 20 minutos diarios de estiramiento y los abdominales que hace en su casa.

“Escalar en el rocódromo es muy divertido, porque muy pocas veces repetís un movimiento. Hace que los músculos trabajen distinto y la cabeza también porque activar esos músculos coordinadamente en secuencias distintas hace que los procesos de sinapsis estén pendientes de eso”, explica.

La práctica tiene una exposición alta a la frustración, ya que todo el tiempo se está al límite tu máximo grado posible. “Siempre estás no pudiendo, y te enfrentas mucho a esa situación, cuando lo logras resolver es un schock de endorfinas y te sentís super bien. En dos horas de entrenamiento, lo das todo y quedás liquidado”, se entusiasma.

Pablo, que entrena tres veces por semana en el equipo de kayak polo de la UNLP, además del gimnasio, dice que en su caso, también es importante el entrenamiento técnico: hacemos cursos de seguridad certificados y trabajamos el concepto de “nivel aceptable de riesgo”, indispensable para evitar accidentes.

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