Perder sin merecerlo es un consuelo que no deja tranquilo a ningún hincha

Va a dar pelea, pero tiene que mejorar en todas sus líneas. La pregunta es si lo que tiene le alcanzará o no para lograr la meta

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Por MARTÍN MENDINUETA

@firmamendinueta

La verdadera dimensión del golpe recibido injustamente por Gimnasia anida en la coyuntura que lo envuelve. Sabiendo perfectamente que su único gran objetivo es lograr la permanencia en la Superliga, haber perdido en el debut como local agranda sus temores y lo empuja a pensar que este largo camino de la exigente competencia le generará un altísimo grado de estrés.

San Lorenzo se fue de nuestra ciudad sabiendo perfectamente que se llevó bastante más de lo que mereció. La gran actuación de Nicolás Navarro, un buen arquero que dejó grato recuerdo en la hinchada mens sana; el escaso “poder de fuego” del Lobo en el área rival, la evidente merma física en el segundo tiempo (luego de haber corrido muchísimo en el capítulo inicial), el error de Leonardo Morales (estaba haciendo un partido más que interesante), al despejar corto de cabeza y hacia donde estaba el autor del gol y la falta de un hombre que se plante como volante central clásico para otorgarle más orden y corte al mediocampo “tripero”, fueron algunas de las razones que le permitieron a Juan Antonio Pizzi cerrar fuerte los puños y festejar un triunfo vital para su ciclo de trabajo.

Gimnasia no decepcionó. Fue al frente, tuvo mucha generosidad en la entrega de ímpetu, pero nada de buena suerte; y eso también influye. Hoy, después de haber quedado eliminado de la Copa Argentina y sin alegrías en la recta inicial del segundo semestre, los hinchas rescatan algunos rasgos positivos que, sin dudas, deberá engordar cuanto antes.

LLEGÓ ALEMÁN, PERO LE FALTA UN CINCO DE CORTE

Alexis Martín Arias es el dueño del arco (en el gol lo “fusilaron”, aunque el remate fue hacia donde él estaba); atrás, Marco Torsiglieri parece ser el hombre indicado para ordenar los movimientos de la retaguardia y adelante, Claudio Spinelli es un centrodelantero sacrificado al que deberán asistir más y mejor. Lo que no convence es la conformación de la línea media. Falta un “cinco”. Así de simple; un conocedor de los tiempos y las mañas de quien pretende gobernar el circulo central. Entre Franco Mussis y Víctor Ayala no cubren la ausencia de quien tiene la obligación de ser el que marque el equilibrio en esa zona clave. Ambos ofician de lanzadores para Maximiliano Comba y Horacio Tijanovich , dos hombres tan últiles como atrevidos que se han ganado con creces la titularidad.

La gran deuda de Gimnasia se generó en el segundo tiempo. El cansancio se hizo notar y le faltó marca en la “trinchera” del medio. Cuando Brahian Alemán esté listo para jugar le presentará a Darío Ortíz un lindo desafío para resolver. Matías García jugó bastante libre y dejó movimientos interesantes. ¿Quién saldrá? Sin dudas, la futura conformación de la línea de volantes representa una gran incógnita.

El binomio Ayala-Mussis por ahora no ha dado lo que debiera, especialmente en términos de recuperación de pelota. Uno de los dos tiene que convertirse en “cinco” y al que le sienta mejor el libreto es a Franco, aunque todavía está lejos de recuperar su mejor nivel. El “Indio” ahora tendrá unos cuantos días para probar en esa función a Agustín Bolívar, al juvenil Monti o quien se le ocurra. El tema será darle al equipo lo que le está faltando.

SER AMBICIOSO ES UNA OBLIGACIÓN

Algunos cuestionaron la decisión de Ortíz de hacer ingresar al mismo tiempo a Nicolás Contín y al paraguayo Velázquez. Fue un mensaje claro: Quería ganar. Hizo bien. Lo único que no le perdonarán los hinchas es verlo temeroso, dubitativo y conformista.

Gimnasia perdió teniendo errores y carencias en todas sus líneas, pero nadie podrá decir que no salió a buscar la victoria. El consuelo de haber perdido sin merecerlo no le bastará para estar tranquilo. Deberá crecer en defensa, en el medio y en ataque.

Nadie sabe qué pasará al final de la temporada; en el mientras tanto, su primera obligación es afrontar cada partido como si en él se definiera su futuro.

 

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