Reiteradas denuncias por contaminación en el barrio Campamento

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Una vez más, tal como ocurre desde hace más de tres décadas, los vecinos del barrio Campamento de Ensenada hicieron oír sus voces de protesta por las emanaciones de carbón de coque que emite una industrial vecina y pusieron de relieve las graves dificultades que encuentran para respirar y los trastornos que les causa la suciedad ambiente. Los residentes en el barrio destacaron que el hollín satura el ambiente en el que viven a través de una permanente lluvia de partículas negras, que se deposita en el exterior e interior de sus viviendas.

Cabría señalar que a pesar de los días transcurridos desde la publicación de esas protestas en este diario, la empresa no formuló ningún tipo de respuesta. Así como tampoco emitieron ninguna opinión ni se conoce que hayan impulsado en estas jornadas medidas de ninguna índole los numerosos organismos públicos –municipales o provinciales- que se ocupan del tema de la contaminación ambiental. El interrogante sería, entonces, saber si alguna vez brindarán precisiones sobre la cuestión.

Sólo para patentizar la antigüedad de este problema, cabría recordar que en diciembre de 2008 la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires ratificó la condena que había dictado una Cámara Civil y Comercial platense a la empresa, por los daños ambientales causados en el Barrio Campamento, ordenando a la firma que pagara una indemnización de 2 millones de pesos , más los intereses, a 47 vecinos y sus familias que habían iniciado la demanda en 1992, por no haber adoptado los recaudos necesarios y evitado así la contaminación comprobada.

Las fechas aquí consignadas hablan por si solas y le dan mayor consistencia a las protestas de los vecinos de Campamento, obligados desde hace años a convivir con sustancias tóxicas, desde que en 1983 la planta desembarcó en la Región como la primera productora de carbón de coque del país. Desde entonces la fisonomía de la zona cambió para siempre y muchos se acostumbraron a vivir respirando material residual -cuyos efectos contaminantes desconocen-, a barrer cotidianamente “montañas” de polvillo negro y a no poder secar la ropa al sol porque termina más sucia que antes de lavarla, según señalaron.

Sin embargo, tal como se dijo en la nota publicada en este diario, aunque los vecinos del barrio Campamento de Ensenada son los más afectados, no serían los únicos, ni estarían solos en sus reclamos, ya que según aseguraron, el mismo polvillo negro sería una constante en el centro de Ensenada. Asimismo, en la lindera Berisso, días atrás un grupo de vecinos inició una campaña destinada a concretar un mapeo del polvillo, que llegaría desde Ensenada hasta esa ciudad e, inclusive, a algunos barrios platenses.

Antecedentes tan pretéritos sumados a los problemas que los vecinos atraviesan en la actualidad obligan, entonces, a las autoridades responsables a verificar la certeza de las denuncias y a proceder de acuerdo a las leyes vigentes, eliminándose, llegado el caso, las fuentes contaminantes. Se conoce, por cierto, acerca del rol esencial que cumple toda actividad industrial, pero ello no impide que su instalación y desarrollo sean compatibles con otros derechos esenciales para la vida y salud de la población. Sería también trascendente que, de comprobarse la veracidad de las denuncias, la empresa cuestionada adopte las previsiones que correspondan.

 

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